miércoles, 28 de mayo de 2008

ANÉCDOTAS EN EL SUR PROFUNDO

¡Demasiado! Para una sola noche
¡Y... AÚN ESTOY VIVO!
Por Feliciano Liranzo
¡Bueno, por fin amaneció... y estaba vivo! Muy importante, pero me amaneció sin saber donde estaba. Lo que sí sabía era que cuando desperté, estaba rodeado de personas en la habitación del hospital de Hondo Valle.
Era lunes, el día que estaba supuesto a marcharme de regreso a Haina con mi amigo Eddy Rodríguez. Pero ni siquiera sabía donde estaba él. Bueno, imagínese que no sabía donde estaba ni siquiera yo mismo.
Pero ahí se encontraba mi amigo Gregorio Montero (Cristóbal), quien nunca se movió de mi lado. ¡Qué clase de amigo! Yeso no era todo, me contaron que peleó con un médico alegando negligencia médica, y que estuvo a punto de irse a los puños con el galeno, que al parecer mostró dejadez en el caso mío.
Me dijeron también que me pasé toda la noche vomitando y que tuvieron que ponerme un suero... bueno eso lo vi y lo sentí en la mañana al despertar. Cristóbal me enseñó una mancha negra que todavía quedaba en un ladito de la sábana blanca. Y me dijo “no hay dudas estabas intoxicado”.
La verdad es que se siente uno raro, extraño, despertar en una habitación de un hospital, desliñado, débil y sin hambre. Pregunté por Eddy, mi amigo invitado y en ese mismo momento llegó, estaba muy preocupado el hombre. Y ahí seguía sin dormir mi compañero de habitación, Cristóbal, quien sin estar enfermo, vivió los amargos momentos por los que pasé aquella noche.
Más gente seguía llegando y de repente el cuarto estaba lleno de escolares, hembras y varones que gastaron su tiempo de recreo para ir a verme. Me traslado a ese momento y puedo ver entre los estudiantes el rostro de Llanis y de Dominga, son las caras que recuerdo entre los tantos estudiantes uniformados que allí había. A todos mi agradecimiento eterno.
Una enfermera, la cual no conocía, dijo lo siguiente al ver la gran cantidad de escolares: “¡Ah! Pero, miren qué popular es el muchacho”. Y doña Juanita, la esposa de Ciriaco Encarnación, acababa de hacer su entrada de enfermera para ese día, y al saber que yo estaba allí fue a mi encuentro y bromeó un poco conmigo con el humor que le caracteriza. Me preguntó: “¿No quiere un trago mi ahijado?”... yo seguí la corriente para romper la rigidez del momento y le contesté con otra pregunta: -“¿Dónde está? –Y me replicó ella –“Oye qué sin vergüenza”...
Pero, en verdad lo que me dio mucha vergüenza, fue cuando entró una joven enfermera y preguntó que cómo seguía. Le contesté que muy mejor. Entonces, Cristóbal pasó a explicarme: “Esa muchacha se pasó la noche limpiando tus vómitos y cuidándote”. Gracias una vez más Elenita, por tu esfuerzo y tu altruista demostración con los enfermos.
Y es cierto que ella estaba cumpliendo con su deber de enfermera, pero la forma humana en que lo hizo habla muy bien de la grandeza del oficio que ella escogió.
De repente se rompió la calma, llegó mi hermana Gladys y allí mismo se rompió la estadía en el hospital. Y delante de todo el mundo me dijo “voy a hablar con Tía (mi mamá), para que no te deje venir aquí”. Luego, Me sacó de allí, me llevó para El Cruce a la casa de Doña Agapita y ese día era a sopita y jugos caseros. Me gustó esa parte.
Lo que no me gustaba era la idea de que al otro día debía marcharme a Haina con mi amigo Eddy, quien a pesar de todo, le gustó estar en aquel pueblo acogedor y quien se llevó una buena impresión de nuestro querido pedacito de tierra.
Gracias a todos por su paciencia conmigo. Y de esta anécdota aprendí algunas cosas importantes que pudieran servir a los jóvenes en el presente y en el futuro.

-No podrás acabar con todo el alcohol que quieras en dos días ni nunca; por el contrario él te acaba a ti.
-Trata siempre de lidiar con la presión de grupo, y no hagas más de lo que pueda aguantar tu cuerpo. No importa lo que ellos piensen o digan. El problema será exclusivamente tuyo.
-Gozar no es tomar alcohol en forma desmedida. Es mejor un trago social, porque así sabes lo que estás haciendo y te evitarás muchos dolores de cabeza.
Demasiado para una sola noche, una noche que no quisiera que se vuelva a repetir.
(Su comentario a hondovallesur@hotmail.com)

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