POR FELICIANO LIRANZO
Recuerdo que la Planta de marca Caterpillar que era para nosotros algo preciado, estaba localizada casi frente a la casa de la señora Los Ángeles, la madre de Josefina y Mercedes.
Allí había una casona grande que albergaba La Planta y los tanques de gasoil, y era atendida por el señor Guardia, el padre de José Guardia. También, si mal no recuerdo, trabajaba en La Planta, el señor Benzo, el hijo de Chino.
En el patio de La Planta habían muchos hierros viejos de otras plantas que ya no se usaban por antiguas y esta fue la razón por lo que al sector le llamaban Metaldom. Creo que este nombre desapareció tiempo después que La Planta dejó de operar.
La Planta estaba regenteada por el Ayuntamiento de Hondo Valle, institución que se encargaba del personal y de la compra del combustible usado en la misma. Cuando este gasoil fallaba o tardaba en ser comprado, pues no había luz en el pueblo, que esperaba con ansias tener sus cuatro horas de luz. Y créanme, la gente era feliz.
Una vez La Planta se explotó, sufrió graves daños, tanto así que arreglarla costaba casi igual que comprar una nueva. Hondo Valle estaba a oscuras de noche por un largo tiempo, situación que empujó al ayuntamiento local, cuyo síndico era el señor Feliciano Liranzo Ogando (Padre), a acelerar las gestiones ante el Gobierno para la electrificación del municipio y sus poblaciones vecinas, entre otras Sonador, Juan Santiago, Los Guineos, Rancho de La Guardia y La Fuente.
Fue así como un día cualquiera del año de 1975, el síndico Liranzo Ogando, dejó inaugurada la electrificación en nuestro querido pueblo, convirtiéndose en el acontecimiento más importante de Hondo Valle, después de la construcción del acueducto potable hacia finales de la década de los años ’60s.
Puedo recordar bien claro esos momentos de euforia que se vivieron la primer noche de luz plena, en la casas y en los postes de cementos de las calles. No lo podíamos creer, teníamos luz de mercurio en las calles, que para la época era algo llamativo.
Las calles rebozaban de alegría. Niños y adultos, todos celebraban la llegada de la luz eléctrica a Hondo Valle. Las pasiones políticas se dejaron atrás esa noche para festejar una conquista que era de todos, no de nadie en particular.
Puedo ver en mi mente la gente corriendo en el parque lleno de alegría, y en las calles el sonido estruendoso de las bocinas de los vehículos que había en Hondo Valle. Había llegado la luz que no era solamente por cuatro horas. Y he de apuntar que los apagones no eran frecuentes en ese tiempo. Se decía que nosotros estábamos conectados a un circuito de la Corporación Dominicana de Electricidad que era privilegiado.
¿Y después de la luz eléctrica qué? En la próxima entrega le diré cuál fue la nueva atracción de Hondo Valle, después de la electrificación.
(Su comentario a hondovallesur@hotmail.com)
En el patio de La Planta habían muchos hierros viejos de otras plantas que ya no se usaban por antiguas y esta fue la razón por lo que al sector le llamaban Metaldom. Creo que este nombre desapareció tiempo después que La Planta dejó de operar.
La Planta estaba regenteada por el Ayuntamiento de Hondo Valle, institución que se encargaba del personal y de la compra del combustible usado en la misma. Cuando este gasoil fallaba o tardaba en ser comprado, pues no había luz en el pueblo, que esperaba con ansias tener sus cuatro horas de luz. Y créanme, la gente era feliz.
Una vez La Planta se explotó, sufrió graves daños, tanto así que arreglarla costaba casi igual que comprar una nueva. Hondo Valle estaba a oscuras de noche por un largo tiempo, situación que empujó al ayuntamiento local, cuyo síndico era el señor Feliciano Liranzo Ogando (Padre), a acelerar las gestiones ante el Gobierno para la electrificación del municipio y sus poblaciones vecinas, entre otras Sonador, Juan Santiago, Los Guineos, Rancho de La Guardia y La Fuente.
Fue así como un día cualquiera del año de 1975, el síndico Liranzo Ogando, dejó inaugurada la electrificación en nuestro querido pueblo, convirtiéndose en el acontecimiento más importante de Hondo Valle, después de la construcción del acueducto potable hacia finales de la década de los años ’60s.
Puedo recordar bien claro esos momentos de euforia que se vivieron la primer noche de luz plena, en la casas y en los postes de cementos de las calles. No lo podíamos creer, teníamos luz de mercurio en las calles, que para la época era algo llamativo.
Las calles rebozaban de alegría. Niños y adultos, todos celebraban la llegada de la luz eléctrica a Hondo Valle. Las pasiones políticas se dejaron atrás esa noche para festejar una conquista que era de todos, no de nadie en particular.
Puedo ver en mi mente la gente corriendo en el parque lleno de alegría, y en las calles el sonido estruendoso de las bocinas de los vehículos que había en Hondo Valle. Había llegado la luz que no era solamente por cuatro horas. Y he de apuntar que los apagones no eran frecuentes en ese tiempo. Se decía que nosotros estábamos conectados a un circuito de la Corporación Dominicana de Electricidad que era privilegiado.
¿Y después de la luz eléctrica qué? En la próxima entrega le diré cuál fue la nueva atracción de Hondo Valle, después de la electrificación.
(Su comentario a hondovallesur@hotmail.com)
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