viernes, 28 de mayo de 2010

NUESTRA GENTE

EN LOS GUINEOS
Una parada refrescante

La comunidad de Los Guineos ha sido conocida siempre como un lugar de agua refrescante. Y en toda la región sureste es conocido su balneario, al que fluyen miles de personas en cierta época del año. Cada año.



El Río Caña, pasa bien nutrido por esta comunidad de frondosos árboles, dándole vida al lugar y refrescando la tierra fértil que es utilizada como medio agrícola de subsistencia.
A través de los años, Los Guineos ha sido el punto de encuentro de centenares de personas de Hondo Valle, Juan Santiago, Rancho de La Guardia, entre otras comunidades cercanas, que aprovechan al máximo sus fríos balnearios, ideales para palear el sofocante calor del verano.
Estas cualidades se unen a la hospitalidad de su gente buena, que tratan al visitante de una manera tan excelente, que le es imposible olvidar.
Y de eso precisamente quiero hablarles. De una nueva parada refrescante, que particularmente he hecho ya una costumbre, cada vez que voy de visita rumbo a Hondo Valle.
Se trata del señor Evaristo De Óleo (Don Niño) y su esposa doña Elvita Montero, quienes se han constituido en Los Guineos, en unos de los mejores anfitriones para quienes pasan por allí.
Esta vez no fue la excepción. Les dije a mis hermanos Moreno, Carlos y Julio, “aquí nos paramos para saludar a Don Niño y a su esposa… ya verán qué clase de bienvenida nos van a dar”.
Pues no fallé, los muchachos se quedaron encantados con esta pareja que ha sido un ejemplo para muchas generaciones en Hondo Valle y sus alrededores.
¡Créanme! No he visto unas personas tan felices como este caballero y esta gran dama, al vernos llegar a su casa. Podíamos ver la alegría en sus rostros. Una alegría que nos contagió y por el cual nos hizo quedarnos un buen rato con ellos.
Tal como les advertí, mis hermanos se sientieron conmovidos por el breve y refrescante recibimiento. Y ellos también estaban felices. Hablamos de todo un poco. Recuerdo que, Carlos, le agradeció a esta formidable pareja, el buen trato recibido las veces que él visitaba su casa en la capital, cercana a la Escuela Nacional de Educación Física, donde estudiaba.

Y debo decir que esa misma jovialidad y la forma humana de tratar a los demás, es hoy una herencia que han transmitido a sus hijos e hijas: Samuel. Jhonny, Tamaris, Américo, Yolanda, Luis Ernesto (Chicho), Antonito, Damaris y la bebé de la familia, Eunice.

En mi próximo viaje a Hondo Valle, que espero sea pronto, no dejaré de hacer esta parada obligatoria en Los Guineos, para saludar otra vez a Don Niño y a su esposa doña Elvita, una pareja digna de imitar. ¡Ah! prometo durar una o dos horas en esta hermosa parada que refresca el alma misma.

Feliciano Liranzo (hondovallesur@hotmail.com)
*Fotografías: Hova Imagen.

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