miércoles, 17 de diciembre de 2008

DE AHÍ VENGO YO

El Cacique Enriquillo
Por: Carlos M. Liranzo M.
Este indio dominicano era perteneciente a los tainos, una tribu conocida por su valor y por el celo con que defendían su raza. El indio valiente, es mencionado en la canción de Félix D' Óleo "De Ahí Vengo Yo"... y nosotros recordamos aquí parte de su historia.
Enriquillo fue educado por los frailes españoles, sabía leer y escribir el castellano perfectamente y era respetado tanto por los españoles como por la población indígena.
Aunque no todo el mundo estaba feliz con este líder aborigen, pues fue también objeto de celos de parte de algunos españoles, entre los que se encontraba un alto funcionario español.
Cuenta la historia, que Enriquillo poseía un bonito corcel, que según las tradiciones taina, le daba ‘la dignidad indígena’, cosa que no era del agrado de aquel funcionario español, pues a su entender, los indígenas no podían tener ninguna dignidad. Así es que decidió humillar no solo al Cacique, sino también a su adorada esposa, Mencía, y para rebajarlos después de humillarlos en palabras, los despojó de su corcel, “el símbolo de su dignidad”.
Esta reprochable acción de parte del español, tuvo consecuencias nefastas, porque aquel Cacique “se quitó la camisa”, que según las costumbres lo ataba a las tradiciones española, y tomó con él a un grupo de seguidores tainos de actitud guerrera, y en 1519 se sublevaron en lo más adentro de la sierra de Neiba, “en el Sur Profundo”.
La sublevación fue todo un éxito, cada día se unían más y más tainos a la rebelión. La confianza de buenos guerreros con que contaban los españoles, poco a poco se fue socavando, pues se les estaba imposibilitando la pelea en contra del ejército del Cacique.
Habían encontrado a un pueblo sin miedo, con un conocimiento absoluto de sus enemigos y con la ventaja de conocer un terreno que resultó una pesadilla para las tropas de “La Madre Patria”.
Comentan algunos historiadores, que ‘el hecho de que se unieran a esta rebelión un gran número de esclavos negros africanos’, dio una nueva perspectiva a la Sublevación de Enriquillo, puso a parte las disputas entre razas, y enseñó al mundo la crueldad de un gobierno plasmado de injusticia comandado por los españoles.
Siendo presa del pánico, y con el temor de una rebelión mayor, los españoles no tuvieron más remedio que firmar un tratado de paz, y esto se logró tras varios intentos fallidos de parte del gobierno español.
Por otro lado, los tainos peleaban una batalla mucho mayor, las enfermedades que ya habían introducido los españoles al país eran demasiado fuertes para la población indígena. Estas acabaron con una población ya en decadencia y débil por los efectos de la guerra que recientemente habían peleado. Finalmente, en 1533 la tuberculosis acabó con la vida de aquel líder guerrero, quitando así la esperanza de supervivencia de aquel valiente pueblo taino.
Mientras tanto, todavía queda la leyenda viviente del Cacique Enriquillo, enclavada en lo más alto de la Sierra de Neiba… en nuestro Sur Profundo.

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