viernes, 23 de enero de 2009

Hoy no tengo ganas de escribir

Por: Feliciano Liranzo
Bueno… hoy no tengo ganas de escribir. Y cuando esto sucede es mejor dejar descansar la mente.
Es que para escribir es necesario tener la mente libre de preocupaciones. ¿Ven entonces qué difícil es escribir? Pues las inquietudes de la vida siempre van a estar ahí, con uno para el resto de la presente vida.
¿Y cuáles son esas preocupaciones de la vida cotidiana que nos impiden escribir con sano juicio? El stress es la principal. ¿De dónde viene el stress? De las preocupaciones, precisamente. Son tantos los problemas que producen esta enfermedad de tiempos modernos, que son incontables.
Problemas en la familia, presión de grupo, presión en el trabajo, problemas en el hogar, la crisis económica, por solo mencionar algunas. Estas presiones colectivas nos quitan el sueño y nos hacen comer sin hambre. Es así, porque siempre están presentes en nosotros quienes sufrimos con el dolor del otro.
Y como nos afecta el dolor de los demás, las preocupaciones se duplican, sobre todo cuando precisamente uno se encuentra con las manos atadas, inutilizado, cuando no podemos hacer algo por los demás.
Se supone que uno deba ayudar a sus familiares a salir de problemas sobre todo económicos. Se supone que uno ayude a sus amigos a salir de escoyos producidos por la crisis económica. Pero ¿qué pasa cuando uno mismo está sumido en las dificultades, debido a que la crisis económica es global, y por consiguiente nos arropa a todos? La crisis no discrimina a nadie y lógicamente, hace que aumente la presión social.
Como dice la Santa Biblia, la palabra de Dios, “Vivimos en tiempos críticos difíciles de manejar”. Esos tiempos horribles, que son características de los últimos días del presente sistema de cosas.
De ninguna manera nos sentimos ajenos a las dificultades del prójimo no, no, no… jamás esto suceda. Pero, cuando uno se siente impotente de poder ayudar, o apesadumbrados por los tiempos de hoy y sus nefastas consecuencias, entonces, ahí es que más nos duele… y automáticamente aumentan nuestras tensiones que nos turban la mente y se vuelven obstáculos a la concentración para poder escribir… por eso… hoy no tengo ganas de escribir.
Escriba usted: hondovallesur@hotmail.com

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