miércoles, 29 de julio de 2009

William Tyndale: “La vida de un defensor de Las Escrituras hasta la misma muerte” (Parte Dos)



Los Retos que tuvo que afrontar



POR CARLOS M. LIRANZO
¿Logró William Tyndale cumplir con su promesa? Sí, pero veamos algunos de los tantos retos que tuvo que pasar aquel fiel hombre. William Tyndale se había ganado la desaprobación de la clase sacerdotal con sus debates en la casa de Sir John Walsh.


por su parte, Sir Walsh invitaba cada vez menos a la clase Clerical, pues estaba totalmente convencido de que Tyndale tenía razón, y admiraba el manejo de las escrituras que él desplegaba.El proyecto de que cada ciudadano británico tuviese su propia Biblia en lengua vernácula, pronto iba a tropezar con obstáculos, que a los ojos del hombre parecían invencibles, pero se trataba de la palabra de Dios la Biblia, “ningún arma que se levantara iba a tener éxito” (Isaías 54:17).
Para aquel entonces era imprescindible una autorización par aquella labor de traducción, pues las Constituciones de Oxford (los estatutos de un sínodo celebrado en esa ciudad en 1408) prohibían la traducción y lectura de la Biblia en lengua vernácula, salvo que contara con permiso episcopal.
Por atreverse a contravenir esta prohibición, gran número de Lolardos (predicadores itinerantes) acabaron en la hoguera inculpados de herejía. Ese no era el propósito de este traductor, pues quería su traducción clara y entendible, pero no quería comenzar con más de la oposición que ya de por sí tenía, es por eso que buscó de forma denodada la aprobación del obispo Tunstall, quien tenía en sus manos el poder para ayudarlo.
Para mostrar sus cualidades de traductor, Tyndale tradujo uno de los discursos de Isócrates, un texto griego bastante complejo, en un esfuerzo por obtener la aprobación de Tunstall. Estaba esperanzado en que él aceptaría su propuesta de traducir las Escrituras. Tunstall se negó a recibirlo ni siquiera le hizo el favor de enseñar su cara e hizo que Tyndale solicitara por escrito una entrevista, el cual tampoco tuvo buenos resultados.
No era de esperarse que Tunstall recibiera a Tyndale, pues el movimiento de reforma a cargo de Martín Lutero, estaba causando gran inquietud en la Europa continental, esto por lo tanto, también repercutía en la Iglesia Católica en Inglaterra. Es por eso, que cuando el rey Enrique VIII se puso a favor del Papa y en contra de Lutero, era lógico esperar que Tunstall se sintiera obligado a suprimir toda idea ‘sospechosa’, en especial la de Tyndale.
Tyndale había criticado sin reparo alguno la ignorancia y el fanatismo de los eclesiásticos de la zona. Entre ellos figuraba John Stokesley, que conocía a Tyndale desde Oxford. Se le impidió todo tipo de ayuda, pero nada de eso iba a parar a este valeroso hombre; Tyndale tuvo que comparecer ante el administrador de la Diócesis de Worcester por falsas acusaciones de herejía. “Me amenazó gravemente y me vilipendió”, señaló Tyndale posteriormente, agregando que lo había tratado como a “un perro”. Pero no hubo pruebas para inculparlo de herejía.
Después de pasar un año en Londres, Tyndale llegó a la siguiente conclusión: “No solo faltaba espacio para traducir el Nuevo Testamento en el palacio de su Ilustrísima de Londres, sino [...] en toda Inglaterra”. Así era. Ante aquel clima de represión desencadenado por la obra de Lutero, ¿qué impresor de Inglaterra iba a atreverse a publicar una Biblia en inglés? Por ello, en 1524, Tyndale cruzó el Canal de la Mancha para nunca volver.¿Se detendría aquel proyecto? ¿Dejaría Tyndale de cumplir con su palabra? No deje de leer la Tercera Parte.

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