sábado, 31 de octubre de 2009

MEMORIAS DEL EMIGRANTE

La Camioneta 'Agua Fiesta'


Del ex vecino Sufrán hemos escrito mucho, pero resulta que la peculiaridad de este hombre que se ganó el respeto de todos los muchachos del kilómetro 17 de Haina, hace que se siga hablando de él.



Con cualidades humanas muy buenas al igual que la mayoría de los demás vecinos del barrio, siempre se distinguía en muchas de las cosas que pasaban en la cotidianidad de la vida.
Un domingo en la tarde Félix y quien suscribe, estábamos preparados para dar una vuelta en el pueblo, la cual pudo ser a La Serranita a disfrutar de una batida de lechoza, al Gallinero a ver una película o al Rincón Hainero a disfrutar de una fría.
Bueno, eso dependía de cómo estuvieran los bolsillos, los cuales casi siempre estaban limitados, en fin pudo haber sido a visitar un amigo en común.Al momento de partir, nos aborda el vecino Sufrán y nos dice: "Vengan acá'... Yo quiero que vayamos allí"... Y al lugar que nos invitó fue a la bomba de gasolina que está ubicada en El Cruce de Haina.
Allí tenía su camioneta dañada y nos invitó a buscarla, pero el motivo principal era que le diéramos una manita o apoyo mientras él reparaba el vehículo.
Llegamos al lugar y abrió el bonete, se mete por debajo de la guagua y empieza a 'mecaniquiar'. -"¡Pásame ese destornillador! ¡Pásame esa tuerca, pásame esto y lo otro!"... bueno así pasamos el tiempo hasta llegar a las 11:00 de la noche y la camioneta nada de nada.
Ya vencidos por la fatiga, después de casi tres horas y media , nos dice –"vamos a tener que irnos, yo voy a venir mañana con un mecánico a ver qué es lo que pasa".
Nosotros vimos el cielo abierto, ustedes se imaginan después de tanto tiempo y tener que regresar al 17 a pié... cansados y sin alcanzar la meta de la noche de dar 'la vuelta dominguera' para disipar la mente, todo por ser obedientes al vecino y amigo de ayudarlo en algo que aunque no nos lo dijo al principio, ya no podíamos dar marcha atrás.
Mientras íbamos caminando por la Sánchez, la calle del mercado, precisamente frente al llamado 'Bar de Graciela'... habían tres mujeres afuera, las cuales cuando nos vieron comenzaron a pitarnos, pero Félix y yo no les hicimos caso ya que sabíamos que eran mujeres de un submundo ajeno para dos jovencitos.
En tanto Sufrán que va agotado de tanto bregar con su camioneta le llamó la atención el llamado de las mujeres. Pues nos dijo, -"párense que nos están llamando", pero nosotros seguimos caminando y al parecer las mujeres como vieron el rechazo, optaron por entrar al bar.

Sufrán, quien se había detenido momentáneamente para tratar de hablar con las mujeres aceleró el paso dándonos alcance, y nos dijo que "esas mujeres están locas, llaman a uno y luego se arrepienten".
Blas Liranzo Lorenzo
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hondovallesur@hotmail.com

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