sábado, 17 de julio de 2010

SENTIDO COMÚN




"El uso de las tarjetas estaba contribuyendo a que mis finanzas y mis
obligaciones se desorganizaran, ya que el mal manejo de estos instrumentos de
crédito convierten a uno en inflacionario".

¡El costo del deber cumplido!

En la actualidad vivimos una vida muy acelerada, y así como avanza la tecnología, así mismo llevamos la vida, la cual va en deterioro de uno mismo, ya que también en la misma proporción se modifica la salud, llegan las dolencias, falta de sueño y desasosiego en sentido general.

Pero, ¿sabían ustedes amigos lectores que fruto de la modernidad en que vivimos, las personas pagamos un costo que muchas veces no se ve , pero es tangible como cualquier otro? Un ejemplo de la vida moderna lo encarna el uso del dinero.
Años atrás, el uso del dinero líquido era lo que estaba en boga, las personas andaban con los bolsillos y las carteras llenas de dinero, claro los que eran solventes.
Hoy en día la vida moderna ha hecho variar esa costumbre, ya que ahora lo que está de moda es el uso del dinero plástico, una persona que no tiene al menos dos tarjetas de crédito no está en la cosa, es decir está desfasado.
No obstante, tal como le expliqué eso tiene su costo y paso a explicarles mi caso en particular. Hace alrededor de de diez años mi esposa me dice que si quiero una extensión de una tarjeta de crédito, yo le digo que para complacerla la tomaba pero que yo me desenvolvía bien en cuanto al uso de mis ingresos económicos. Tomé la oferta hecha por mi esposa y un año después ya tenía dos o tres tarjetas de créditos más de otros bancos diferentes.

El uso de esas tarjetas estaba contribuyendo a que mis finanzas y mis obligaciones se desorganizaran, ya que el mal manejo de estos instrumentos de crédito los convierten en inflacionarios, por tal razón fui deshaciéndome de ellos hasta quedarme solo con los esenciales, que a la fecha es solo una.
En ese tiempo que llevo usando tarjeta de crédito he pasado por algunas situaciones que no han sido de mi agrado, esto fruto de cumplir fielmente con mis obligaciones. En ocasiones me llaman de distintos Bancos para ofertarme sus tarjetas ya que según ellos cumplo con los requisitos para tenerlas, pero todo eso sin yo solicitarlas.
En una ocasión un Banco me envió un cheque a mi hogar que según ellos solo tenía que pasar por una de sus sucursales y cambiarlo, esto era fruto de un plan que ellos estaban implementando. Así mismo, otra institución bancaria me envió una tarjeta con un monto tanto en pesos como en dólares, pero por encima de mis ingresos, todo esto sin yo solicitarle ningún servicio.
Tomé la tarjeta, fui a una de las sucursales de ese Banco y les pedí una explicación, pero todos coinciden en que buscaron mi historial crediticio y vieron que era una persona digna de poseer sus servicios; al igual que a los demás, rechacé su oferta.
En días pasados, aprovechando mi hora de almuerzo, salí del trabajo y justo a la hora que estaba degustando un rico manjar, suena el teléfono y como no había nadie cerca , me paré y lo levanté, me preguntan que quieren hablar conmigo y yo le contesto ¿en qué puedo servirle? Era de un banco tal para informarme que ya puedo pasar a buscar "mi tarjeta de crédito".
Al explicarle que no solicité tarjeta a ese banco y que tampoco me interesaba, la persona de la oferta al notar mi negatividad, optó por despedirse y desearme buenas tardes. ¿Qué les parece esta situación de la modernidad en que vivimos?

BLAS LIRANZO LORENZO. hondovallesur@hotmail.com
*El autor es Licenciado en Estadística, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

*El diseño de arriba no es una tarjeta de crédito real... El nombre alude al Río Caña, de Hondo Valle.

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