miércoles, 24 de febrero de 2010

MEMORIAS DEL EMIGRANTE

¡Cuidado a quien imitas!
Siempre es divertido y jocoso tratar de imitar las voces y expresiones de personalidades de nuestro entorno. Esta es una facultad natural que algunos comediantes han explotado muy bien, si no, pregúntenle a JULIO ZABALA, quien tuvo la genialidad de auto presentarse.
En el Hotel Jaragua, cuando se retrasó El Maestro De Ceremonias que lo debía presentar, creo que se trataba de Carlos T. Martínez, Zabala se paró en una esquina tenue del escenario y dijo:- “Señoras y Señores, De La República Dominicana Para El Mundo, El Imitador Inimitable Julioooo Zabalaaaaaa”.
Lo hizo tal y como lo había hecho el maestro de ceremonia el día anterior. Nadie advirtió la falta del presentador, hasta que el gran imitador dijo: “Me tocó presentarme yo mismo, ya que el moderador no ha llegado, pero yo vi como él lo hizo ayer.
Algunos familiares y amigos míos me han reconocido cierta habilidad de imitar a personalidades de nuestro entorno, esto ha servido para divertirnos bastante; claro, manteniendo siempre el debido respeto a la gente que caracterizamos con la voz.
Se disfruta muchísimo, ¡pero cuidado!, a las personas no les gusta que los imiten.Viví esa experiencia cuando llegué a mi casa y encontré a mi sobrino Jean Carlos Liranzo imitando la forma en que Yo le hacía gracia a mi hijo Axel. Inmediatamente me dieron ganas de decirle dos vainas, pero después pensé y me dije: "¡ahí tienes, una taza de tu propio chocolate!"
Mientras estudiaba Electricidad Industrial con una beca, hace ya unos buenos años, en La Escuela Vocacional De Las Fuerzas Armadas, de La Ciudad de Baní, había un Soldado del Ejército Nacional al que apodaban Dajabón, este tenía una voz muy característica, la cual me era fácil de imitar.Dajabón era un soldado altamente recto, que imponía duros castigos físicos a los estudiantes becados. Él estaba hospedado en el Cuartel, al cual yo pertenecía. Cuando Dajabón daba una orden todo el mundo temblaba.
A veces yo daba una orden imitando la voz del guardia, por ejemplo:- "¡Quiero a todos los becados acostados en cinco minutos!"
En cinco minutos todo el mundo se acostaba, pues ellos obedecían porque creían que era el guardia quien había dado esa orden.Una mañana me llevé un tremendo susto con ese guardia, él me llamó a parte y me dijo:
- ¡Venga acá becado. Párese en atención rápido!
Acto seguido me preguntó:
- ¿Usted es el becado que le gusta imitar?
- No señor, respondí
.- Claro que sí. Me dijo.
Yo estaba parado en atención y muy nervioso, pues pensé que el cabo Dajabón había descubierto que yo bromeaba imitándolo a él. Pero luego me sorprendió diciéndome:
- A mí me han dicho que usted es un buen imitador, ¡Imítese ahí al Dr. Peña Gómez, rápido!Aunque nunca había imitado al Dr. José Francisco Peña Gómez, saqué de abajo y dejé conforme al cabo Dajabón, quién tenía los juegos pesados, por la forma despiadada en que castigaba a los becados.
Lo dejé muerto de risa y mientras me alejaba, me decía a mí mismo:
- ¡Ufff, qué susto, me salí de debajo de una patana. Más nunca volveré a imitar a nadie!.
DIONICIO LIRANZO MONTERO. hondovallesur@hotmail.com

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