lunes, 18 de octubre de 2010

MEMORIAS DEL EMIGRANTE


'El Primo' (digo… casi hermano)

Apareció de la nada. Era un señor que resultó ser más allá de primo, le faltaba casi nada para ser hermano de nosotros. La vaina es que nunca antes, habíamos escuchado nada acerca del primo.
Llegó una tarde con un bulto de vinyl en la mano, y se presentó en mi casa del 17, diciendo que él era nieto del difunto Trinidad Montero (mi abuelo materno).
Acto seguido, Doña Elena, mi madre, en seguida lo acogió como su sobrino. Pero más aún; el primo dijo ser hijo de una señora de apellido Liranzo de la provincia de Elías Piña.
Siendo los Liranzo una corta familia de esa provincia, es lógico que pertenezcamos a la misma familia.
El primo resultó ser pariente cercano de mi mamá y de mi papá. Se le acogió en la familia como un hijo más, y era casi eso, porque tenía los apellidos Liranzo Montero y el nombre de mi abuelo materno. Al primo se le asignó una cama y un espacio para poner sus aperos, en nuestra casa del Kilómetro 17 de Haina.
No teníamos ningún dato sobre el desempeño tecnológico del primo, pero de acuerdo a su capacidad de convencer, parecía que sabía hacer de todo.
El primo tenía 'mucha cotorra', era muelú y enamorón.
Una vez el primo escuchó a dos hombres hablar sobre la necesidad de cavar un hoyo para una letrina; el primo se brindó rápidamente diciendo, "si me dan un avance para comprar un pico y una pala, en un par de días le hago el hoyo y lo de la letrina lo hablamos después". El hombre aceptó y le dio el dinero.
El primo contrató a Juan Pié como su ayudante para hacer el hoyo, con la condición de que Juan tenía que conseguir un pico y una pala prestados en lo que el primo daba un viaje a la capital. Juan se tiró el hoyo solito.
El primo también tenía habilidades de joyero. ¡Si, así como lo lee! El primo tomaba una moneda de cinco centavos, la deformaba con un martillo, un cincel y una lima. De esa moneda sacaba un hermoso anillo de “plata pura”; al menos, eso decía él para venderlo.
El primo era 'un gran hacendado en San Juan De La Maguana', tenía una gran cantidad de terreno y ganado vacuno en el municipio de Río Arriba, de los cuales se había visto en la necesidad de vender algunos, pues había venido de allá a realizar unos negocios que no cuajaron y se había quedado sin dinero. Digo... eso decía el primo.
Había vendido vacas y caballos baratos a varias personas, bajo la condición de dar un cincuenta por ciento adelantados y la otra mitad contra entrega del animal. Tenía que ser así para poder cubrir el transporte de esos animales. El plazo previsto para la entrega llegó y el primo más nunca apareció ni en Haina ni en San Juan ni en Elías Piña ni en Río Arriba.
El primo se evaporó. Los compradores todavía esperan, pues 30 años no es nada. Como dije al principio El primo apareció de la nada y la nada se lo tragó… tal como vino, se fue… misteriosamente.

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