miércoles, 19 de mayo de 2010

RETROSPECTIVA: UNA VISITA AL PASADO

"¡El Quesooo... El Quesooooooo!"



Por: Garybaldi D' Óleo (hondovayork)

Era el ‘grito de guerra’, el preludio de un corre-corre seguro que se armaba y que suponía un par de horas de mucho movimiento de gente y recursos en el centro del pueblo. Las secciones, parajes y el resto de la gente que habitaba la parte céntrica del municipio se volcaban como ríos en el mar tras esa patana o tráiler refrigerado que transportaba algunos artículos preciados para el consumo local.

Hasta donde recuerdo, los productos ofertados consistían en:
1 Queso tipo gouda (de unas 5 libras)
4 Fundas de 1 lb. de leche en polvo (de la denominada Bambi)
1 Barra de mantequilla de 1 lb.
1 lb. de bacalao
Harina de trigoHarina de maíz
Todo este periplo (como que me ha gustado la palabrita dominguera) comenzó a mediados de los 80’s (si, otra vez los benditos 80’s) con una especie de censo levantado por el gobierno en nuestro municipio de Hondo Valle y en otros pueblos del Sur profundo, en el cual se empadronaron las habitantes y se le dotó a cada cabeza de familia una única tarjeta numerada (dije ¿única?, ¿seguro?; perdón, se me olvidó dónde estamos), con la cual se suponía llevaría el control de la entrega de los productos mencionados más arriba. La dichosa tarjeta, hasta donde recuerdo, era de color amarillo y contenía el nombre del programa apadrinador del juidero, los datos básicos del beneficiado y una especie de calendario que era perforada cada vez que se hacía una entrega. Según tengo entendido, este programa de ayuda fue gestionado por el fenecido Dr. José Fco. Peña Gómez a través de la Internacional Socialista y el gobierno, lluego de las tortuosas secuelas que dejaron los fenómenos atmosféricos en esos tiempos. Gracias Dr. Peña Gómez, por ayudar a mitigar mucha hambre, por llevar felicidad, aunque fuera temporal, como es todo lo bueno para el pobre.
Para ese tiempo, las condiciones de comunicación para el pueblo eran limitadísimas. La carretera El Cercado-Hondo Valle dejaba mucho que desear. Parecía más un camino rural que una carretera. La capa asfáltica había sido arrasada por las lluvias y por el tiempo. Sólo quedaba ese camino de ‘piedras vivas’ que parecía interminable para el viajero, sin un paseo, sin una cuneta apropiada. A pesar de esto, siempre puntual y por varios meses llegaba ese gran camión cargado de esperanza para las tripas y los bolsillos de mucha gente.
Dadas las condiciones descritas, el vehículo tardaba un buen tiempo en llegar a su destino, lo cual se aprovechaba para que una vez avistado por la gente del camino, procedieran de inmediato a correr la voz de su llegada. Era entonces cuando se escuchaba el coro unísono de “El Quesoooo….El Quesooooooo” y a seguidas se iniciaba la estampida que concluía en una larga fila donde se suponía se colocaría el tráiler a dispensar los productos. Pero ¿por qué el queso? ¿por qué, si no era el único producto? bueno, lo que en realidad sucedía era que la calidad de ese artículo era de primera. Recuerdo que se podía degustar solito, sin temor a ‘empalagarse’ o ‘agitarse’. ¡Caramba! Cuanto queso con pan caliente del horno de donde Eladita (Merán) y Dolores (Nano. Que sabrosos esos sandwichs improvisados!.
Sé que con este relato, más de uno se remonta a esa época y hasta siente el saborcito en la boca, o se le estremecen las canillas de sólo recordar alguna ‘pela’ que se ganó por sonsacar el maravilloso queso de una nevera o de alguna ponchera oculta (eh! Robert) Jajajajaja!!

1 comentario:

  1. Jajajajaja!!
    De verdad que fueron tiempos maravillosos, amen de las dificultades y las limitaciones existentes.
    Quisiera que se redactaran algunas experienco similares y jocosas, como seria el tema de la leche que repartia Grasa (Tondo).

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