lunes, 15 de febrero de 2010

ANÉCDOTAS DEL SUR PROFUNDO

¡Uhhhh!...
"¿Ese muchacho está bien...?

Por: Blas Liranzo Lorenzo
Esta anécdota mi hermana Cleotilde siempre me la recuerda, ya que cuando ocurrió tanto ella como mi Mamá la gozaron bastante.


Resulta que cuando fui a Hondo Valle a estudiar, fue como llegar a un mundo nuevo, donde aunque ese pueblo está en la misma provincia donde nací, uno aprende cosas nuevas e incluso conoce términos nuevos que en su lugar de origen se dicen de otra manera.

Una de la cultura que pude adquirir en ese pueblo fue el hábito de hacer ejercicios físicos. Hondo Valle era una de la potencia en voleibol, no solo de la provincia sino de la región, allí aprendí lo básico de ese deporte y aprendí a jugar tenis de mesa, mejor conocido como ping pong, entre otros deportes.

Pero como ustedes saben, los deportes de esa naturaleza conllevan que las personas hagan ejercicios físicos, los cuales son importantes para la salud. Bueno, por causas de esos deportes o sin ellos en ese pueblo adquirí la costumbre de hacer ejercicios y cuando regresaba a mi lugar de origen no dejaba de hacerlos, entre estos hacía marinero, trotaba, corría, entre otras cosas para el calentamiento del cuerpo.

Cuando regresaba de vacaciones a mi hogar maternal, invitaba algunos de los muchachos vecinos a ir a la orilla del Río Caña a hacer ejercicios y luego nos bañábamos en las aguas cristalinas de dicho río.
Una tarde busqué a algunos de los muchachos para ir a hacer lo que con frecuencia hacía, pero nadie estuvo disponible y tuve que ir solo.

Allá en el río, antes de bañarme, me puse a hacer mis acostumbrados ejercicios, hice lagartija, marinero y sobretodo corrí bastante en la orilla. En un momento en que me estoy ejercitando se aparece una señora la cual yo no conocía bien, ya que no tenía mucho tiempo que se había mudado en el sector muy cerca de la casa de mi Mamá.
Esa señora me vio corriendo y haciendo todas las musarañas que se hacen cuando uno está en plenos ejercicios.

La señora no se acercó mucho donde yo estaba, llenó sus vasijas de agua, me miró de forma extraña y se fue a su casa. Cuando llegó se apareció donde mi mamá y le dijo:
-“Mazona, ¿ ese hijo suyo que está aquí ahora está bien? ¿ no está enfermo?”.
Mi mamá un poco asustada, le contesta:
-Él no está enfermo, ¿pero por qué me lo pregunta? ¿usted lo vio en alguna parte.. le pasó algo?”
-“ No, lo que pasa que yo lo vi en el río solito, tirando brinco, corriendo y haciendo mucha muzaraña, y eso no es de una persona normal”.


Mi mamá y mi hermana que sabían de qué se trataba… que era que estaba haciendo ejercicios, solo se rieron y mi mamá le dijo:
-“Es que estos muchachos de ahora aprenden muchas cosas raras cuando están estudiando, pero él está bien”.
Cuando regresé a la casa nos reímos bastante y hoy en día mi hermana Cleo me recuerda ese episodio inolvidable.
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