lunes, 7 de septiembre de 2009

ANÉCDOTA INVITADA

30 AÑOS DE DAVID
¡A toda máquina
!

El Ciclón David del 31 de agosto de 1979 nos trajo desolación. Un amargo día que jamás será olvidado por los que vivimos aquel monstruo destructivo. Nos quedamos sin casa, sin escuela, sin play para jugar pelota y hasta nuestra última opción en todo, la playa, estaba totalmente destruida. Dos cosas que nunca dejamos ir fueron las ganas de vivir y un Haina 17 unido.
La Escuela Max Henríquez Ureña pasó a ser nuestra casa, el lugar donde nos hospedamos como refugiados. Personas de todo el pueblo de Haina también buscaron refugio en aquella escuela, dándole un toque de diversificación a lo que ahora era "todo una familia".Conocimos nuevos amigos que llegamos a querer mucho, tales como El campeón, Bolívar, Don Persio y su familia, Las cuarto Bates, Nuna y otros que aunque no hacemos mención de ellos también los recordamos.
Uno de ellos es el protagonista de esta historia: Frank el sastre. Frank era un muchacho “joven y trabajador", una combinación que todavía es rara en el día de hoy. Todas las mañanas este laborioso muchacho, sacaba su máquina de coser, la situaba en el pasillo del frente y se ponía a esperar clientes. Sin exageración, no creo que hayan venido más de 3 clientes en lo más de 9 meses que estuvimos allí.
Quizás la razón era que la gente no tenía la ropa como un artículo de primera necesidad en ese entonces.Frank, día tras día sacaba su máquina, lleno de esperanza nueva en cada dia.Ya cansado, decidió buscarse un ayudante que compartiera el pesado horario. Desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, estaba consumiendo a este arduo trabajador, y es allí cuando decide ofrecerme el trabajo de 'ayudante de sastre'.
Con la promesa de convertirme en "un sastre de calidad", no tuve otra alternativa que tomar el prometedor trabajo. El primer día en la mañana se me hizo eterno, recibí instrucciones de cómo atender al cliente, pues había que tratarlo profesionalmente si un día se presentaban.
Ya para la tarde, Frank se inventó que tenía que salir a la capital con su novia Chicha, a comprar unos materiales para el trabajo, y así, quedé Yo encargado del negocio hasta su regreso.Y Yo como 'buen trabajador', me senté allí a esperar "a quien no quedó de llegar".
Es en ese momento cuando aparecen en escena Gerson y Evaristo (Alias Papá), jugando felices en todo el pasillo de la escuela. Aquello me pareció tan divertido, que sentado allí me sentí el ser más miserable.
Cuando Gerson y Evaristo se acercaron ya tenían un plan en mente para incluirme en el juego. La idea era, que como la máquina tenía ruedas, nos íbamos a montar por turno y la íbamos a empujar por toda la escuela.
Todo iba 'viento en popa', pero cuando me tocaba el turno de ir montado y ya en la tercera ronda, sucedió lo inesperado, frente a frente venía caminando Frank con cara de asombro, sin poder entender lo que sus ojos veían.Lo más normal sería, descargar una amalgama de ‘malas palabras’ de todos tamaños y colores y así sacar la presión del pecho... pero, Frank no era ese tipo de persona y el asunto quedó zanjado con solo decirme:"Esto no fue lo que Yo te enseñé, si no querías trabajar conmigo solo tenías que decírmelo".Y así me retiré cabizbajo, avergonzado y desempleado.

Autor: Carlos Liranzo. Cortersía de (haina17.blogspot.com)

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