Esta expresión se hizo muy famosa por las calles de Hondo Valle, a mediados de los años setentas. Y no tardó en hacerse un símbolo de terror indicando que había que abrir paso a los que ahora gobernaban el pueblo: Tizón y sus secuaces.
Este era un Teniente del Ejército Nacional, de tez morena (por el cual le apodaban Tizón), con una altura de más de 6 pies y casi 300 libras de peso. Con la voz como un trueno ya de por sí implantaba terror. Su pasatiempo favorito era imponer su autoridad, en este caso en un pueblo que era el prototipo de la paz.
Como no había necesidad de imponer orden porque ya había, pues él mismo impuso el desorden. Donde quiera que llegaba se sentía su presencia, pues todo lo quería conseguir con su abuso de poder, las mujeres jóvenes se veían en la posición de ceder a muchas de sus peticiones y la que se negaba, se sometía prácticamente a la humillación publica que podía incluir "una galleta’ en medio del público presente.
A los jóvenes que protestaban por el abuso, se les amenazaba con 'meterlo preso', cumpliendo en varias ocasiones sus temidas amenazas.
Unos de sus métodos más inhumanos de intimidación, era la tortura de pasear a los presos por las calles del pueblo, vociferando el delito por el cual habían ido a la cárcel, siendo azotados en el acto por uno de los guardias rasos.
Recuerdo en una ocasión lo que dijo un soldado, un muchacho muy querido por el pueblo, hasta que se vio en la obligación de torturar a los presos: "Odio golpear a alguien de esa manera. A veces, son personas inocentes y aunque sean culpables, todavía no han sido condenados por un juez, esto les quita lo más mínimo de dignidad que les queda......pero lamentablemente tengo que cumplir órdenes".
Habían muchas razones por el cual Tizón llegó a un pueblo que él no conocía y decidió implantar el terror en la gran mayoría de la población, incluso empujó a algunos a dejar sus casas, sus trabajos y su querido pueblo. Pero esas razones, en la cual algunos se favorecieron e incluso parecían disfrutar de aquella barbarie, se quedaron ocultas en las mentes de algunos, ignoradas en las mentes de otros y también están aquellos que hoy prefieren no recordarlas. Lo que sí es cierto, que aquel fuereño, Tizón, que hizo famosa la frase 'Za galillú co...azo", forma parte de la historia de mi pueblo. Una historia oscura y negativa.