Por: Carlos M. Liranzo M.
Leí el artículo del periodista dominicano Feliciano Liranzo, titulado "Derecho a soñar". Muchas cosas pasaron por mi cabeza cuando leí este sueño tan bonito, y qué bien, porque soñar no cuesta nada.
Allí, los motorista tenían la tendencia de patear todo lo que aparecía en la calle. Ya conocido este hecho por los desocupados, que siempre están inventando algo, comenzaron a llenar de piedras las cajas vacías de Leche Rica. Así, cuando los motoristas pateaban las cajas, el dolor era tan fuerte que nunca más volvían a patear otra caja en su vida, si no aprendieron a evadir el peligro.
¿Entonces, cuál es el punto a resaltar en este relato?...Que nunca vi un motorista dejar de patear una caja por la experiencia de otros, tenían que vivir su propia experiencia para poder reaccionar.
No podemos esperar cambiar un mundo plagado de hambre, crímenes y asesinatos ilegales (mediante los crímenes cometidos a diarios en las calles) y legales (mediante esas miles de guerras que se han peleado en todas la historia humana y las que se siguen peleando hoy).
El hambre y las guerras no van a parar por ahora, ante esta plaga profética no podemos hacer nada. Lo que sí podemos hacer es luchar con estas cosas de una manera local, empecemos en nuestros propios hogares. Después de todo, la mayoría de los problemas que hay en el mundo no comienzan en un ámbito grande, comienzan en la intimidad del seno familiar.
Haga de su hogar un remanso de amor y la paz reinará dentro de su hogar. Usted puede ayudar a lograr este sueño, a lo mejor no lo haga en todo el mundo... pero lo hará dentro de su hogar... y recuerde que algún día sí va haber un mundo mejor, con familias fuertes, pueblos fuertes, países fuertes y al final un mundo fuerte.
Haga usted su parte y a lo mejor usted también sea parte de ese mundo que está mucho más cerca de lo que usted se pueda imaginar, y no precisamente traído por manos humanas.
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