Por Carlos Liranzo
Hondo Valle es un pueblo donde ha reinado la calma generación tras generación, pero en su historia aparecen algunos actos aislados de conducta repulsiva. Hasta el día de hoy no se tiene claro quien llevó a cabo estos hechos y también se tiene en dudas si fue uno o varios lo que perpetraron este hecho abominable.
En los años 1972-1973, los habitantes de Hondo valle en su totalidad, no estaban conformes con las escuelas que en ese entonces existían, ni los alumnos ni los profesores, ni la asociación de padres y amigos de la escuela, estaban felices con las condiciones bajo la cual se impartía docencia.Hondo Valle es un pueblo donde ha reinado la calma generación tras generación, pero en su historia aparecen algunos actos aislados de conducta repulsiva. Hasta el día de hoy no se tiene claro quien llevó a cabo estos hechos y también se tiene en dudas si fue uno o varios lo que perpetraron este hecho abominable.
Y razones sobradas habían, pues las aulas quedaban muy lejos unas de las otras, haciendo así difícil el trabajo de los directivos. Era casi imposible impartir clases en épocas de lluvia, debido a que se mojaban casi todas las aulas, especialmente en las situadas en la calle María Trinidad Sánchez, y por último no había escuela secundaria, el que quería avanzar más allá del octavo curso, tenía que trasladarse a las ciudades de El Cercado o Las Matas de Farfán, e incluso a ciudades más lejanas como Elías Piña o San Juan de la Maguana. A raíz de la magnitud de este problema, la gente comenzó a protestar a las autoridades civiles para que se hiciera algo al respeto. Un pueblo libre como Hondo Valle tiene ese derecho, ¡La libertad de expresión!
Nada malo en lo que se estaba llevando a cabo, el pueblo había hablado en unidad. Pero cuando la protesta se va más allá de todo sentido moral, pasando el límite y no distinguiendo entre lo que es bueno y lo que es malo....deja de ser protesta, y se convierte en ¡Vandalismo!, y esto fue lo que sucedió.
Algunos quisieron tomar la justicia en sus propias manos y decidieron violar principios tan claros en las mentes de nuestros ciudadanos, tales como el respeto a las propiedades ajenas. Este fue un acto muy repulsivo.
Una noche cuando el pueblo dormía en tranquilidad, se escucharon voces en la comunidad: "¡Se está quemando la escuela!, ¡Se está quemando la escuela!". Aquellas voces despertaron al pueblo quien se unió de una forma solidaria y ahora para una nueva causa, ¡salvar la vieja escuela situada en la María Trinidad Sánchez!
Rápido se buscaron cubetas de aguas, que aparecían de todas las partes, pues tenían temor que el fuego se siguiera extendiendo a las casas que se encontraban muy cerca del fuego, tales como las casas de las familias Martínez, Los Mesa, y los Liranzo, las cuales corrían el riesgo de ser afectadas por el fuego de la escuela. El equipo de voluntarios logró apagar el fuego, que pues ya había comenzado a dañar la escuela.
Los sucesos debieron parar allí, pero no pararon. Unos meses después el vandalismo continuó, y esa vez atacaron la otra escuela situada al frente del parque. En medio de la noche, los perpetradores de este insolente acto, usaron caballos, los cuales soltaron en medio de las aulas. ¡Imagínese usted el daño que causaron!, después de destruir casi todas las pertenencias de la escuela, pues los cuadrúpedos hicieron sus necesidades fisiológicas y acto seguido, los cuestionables protestadores, decoraron con flores la materia fecal que habían depositado los animales. Este hecho causó la conmoción del pueblo.
Esto trajo como resultado, el que se apurara la construcción de una nueva escuela. Se les compraron los terrenos al señor Virgilio, venciendo algunos inconvenientes y se comenzó la construcción de la escuela que tenemos hoy.
El objetivo era muy bueno....una nueva escuela, pero los medios que se usaron no dejan de ser repulsivos y es una página negra para la historia de Hondo Valle.
Ya vieron. Los métodos usados para exigir una nueva escuela no fueron los más adecuados. Si no se hubiese parado a tiempo, aquel fuego hubiera destruido aquel gigante armazón de madera y con ella, más de diez casas a su alrededor. Y quizás yo no estuviera contando hoy lo que pasó, aquella noche repulsiva.
Carlos Liranzo
(Tu comentario a hondovallesur@hotmail.com)