Pues camino a Hondo Valle, vimos un paisaje irresistible. Todos quedamos impresionados con la fotografía natural que estaba frente a nuestros ojos. Y Moreno, que estaba manejando, pegó un frenazo como si los sentidos le obligaran a hacer una parada obligatoria.
Era una diminuta y hermosa cascada que bajaba de una pequeña loma, en la orilla de la carretera El Cercado-Hondo Valle. Nos paramos por espacio de veinte minutos a contemplar aquella belleza del paisaje sureño, que muchos imaginan siempre agreste, seco, pelado y polvoriento.
No nos pudimos resistir a la tentación de contemplar muy de cerca aquella cascadita, que invitaba a quedarnos más tiempo con ella. Su frescura y su intacta hermosura nos hacían soñar, y nos aseguraban que valía la pena volver al lugar que un día o una noche nos viera nacer.
Carlos Liranzo, frente al irresistible camino de agua.
Texto: Feliciano Liranzo.
Locación: Guayabo Dulce. En la carretera entre El Cercado y Hondo Valle.
Fotografías: Hova Imagen.
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*PP08042008.