BLAS LIRANZO LORENZO
Bueno, leyendo los recuerdos de Félix y Gary de su querido pueblo Hondo Valle, me puse a pensar en mi estadía en ese recordado municipio, el cual en estos tiempos es uno de los lugares más agradables del país, ya que el sofocante calor que está haciendo en este verano, principalmente en la Capital, allá eso nunca ocurre.
A continuación algunas de las cosas agradables que recuerdo de Hondo Valle, claro son muchas, pero escribiré las que mi 'disco duro' aún mantiene frescas, ya que estamos hablando de los primeros años de la década de los 70s.
-El concierto que cada domingo daba la Banda de Música Municipal donde podíamos ver a Sato con su trompeta, a Manuelico con un instrumento de viento bien grande y a Maró con la con la guira y otro que no recuerdo muy bién.
-Los Viajes por las tardes a Los Botao' en tiempo de mangos, donde disfrutábamos de esa codiciada fruta.
-En los indicados viajes a manguear recuerdo los muchachos que cursábamos el Séptimo Curso con la profesora Daisy, entre los cuales estaban: Ramón Oliva, Amable, Alix, Vitico, Millón, Américo, Delbis Soler, entre otros.
-El sonido de los instrumentos musicales en la Academia de Música que funcionaba frente a la cancha. En dicha academia comencé a estudiar, pero por darle prioridad a otras cosas de menor importancia tuve que salir y no aprendí nada.
-Las ciruelas silvestres que se daban en El Cruce, y de vez en cuando un grupo de muchachos disfrutábamos de ellas.
-El pan de Tullío el cual los sábados por las mañanas iba junto a Maró a disfrutarlo bien calientito. -
Los helados de a centavo, 'dije centavo no peso', del colmado de Doña Olga, los cuales en hora del recreo eran la merienda obligada.
-Los Bares de Niño y Chichito, establecimientos que los domingos se llenaban en horas del día por personas de la zona rural y en las noches por personas del pueblo.
*Las románticas canciones del Bar de Valet, las que muchas veces podía escuchar, acostado desde el hogar, ya que dicho estableciemiento estaba situado frente a la casa donde residía.
-Las actividades teatrales (veladas) las cuales me enseñaron a perder el miedo escénico y una mejor comunicación con las personas. Recuerdo en estas actividades a Marilis Reynoso quien era la maestra de ensayo. Estas veladas eran muy populares entonces y nos presentábamos además en Rancho de la Guardia, Juan Santiago y Los Guineos.
-Los canes junto a Ramón Oliva, Rafaelito el de Eludina y los intereses sentimentales de cada uno en esa época. Ji, ji.
-Los viajes de cherchas a Los Guineos y la Cabeza del Rio, donde disfrutamos al máximo.
-La llegada del periódico El Caribe, donde los muchachos nos disputábamos las secciones de los muñequitos y los deportes. Dicha llegada era alrededor de las tres de la tarde, desde Las Matas de Farfán. En la guagua de Nossin, quien ademáas vendía productos de respostería, como panes y bombones.
Bueno, como dicen que recordar es vivír, anímese usted amigo lector a escribír sus recuerdos de ese lindo pueblo y envíelos a hondovallesur@hotmail.com que con gusto se los publicaremos.
*En la foto: Edificación donde estaba el Bar de Valé, en la calle Duarte. (HovaImagen)