Bueno, el mote no queda muy bonito que digamos; pero es el que le cabe a unos cuantos SINVERGÛENZAS que se dedican a esa actividad entre tragos y qué sabe Dios que otras más.
Algunos compueblanos locales y 'ausentes' aprovechan las frescas noches de nuestro hospitalario pueblo para 'poner a jugo' a las personas que con sacrifcio y empeño levantan esos animales y los hacen cómplices de sancochos, asopaos, guisos y demás delicias sazonadas de delito.
Algunos de ellos NO cometen directamente el dolo y simplemente se dejan llevar del ímpetu del momento; pero entiendo que son igualmente culpables, porque NO, no son 'cosas de muchachos'.
Se nota tal vez algún dejo de enojo en mis palabras y es afirmativo, porque soy una víctima indirecta de estas acciones, ya que mis padres tuvieron que dejar la crianza de estas y otras aves domésticas porque un grupito de fascinerosos, borrachones y tecatos se encargaron de ello y con saña y burla lo cuentan en sus encuentros etílicos fortuitos.
No valieron los perros en los patios, meter los animales en corrales, en las cocinas o en rejones, las garras de los rastreros inescrupulosos (que en algunos casos cargan hasta con los calderos prietos del tizne) han solapado el entretenimiento y tal vez hasta el medio de vida de unos cuantos ciudadanos diligentes.
Garybaldi D' Oleo. http://www.hondovayork.blogspot.com/