martes, 23 de diciembre de 2008

RETROSPECTIVA: UNA VISITA AL PASADO

LA LECHERÍA

Por: Feliciano Liranzo
Nadie que vivió la década de los años 70s. en Hondo Valle podrá olvidar los tiempos de 'La Leche'. Y a pedido de Gary vamos a recordar algunos episodios que quedaron impregnados en la mente infantil de aquella época… quizás para siempre.

¿De qué hablamos?… del programa gubernamental de repartimiento de leche líquida para las personas pobres de Hondo Valle, el cual estaba dirigido por la señora Altagracia Pirón, mejor conocida como doña Grasa (fallecida), la esposa del señor Ángel María D’ Óleo (Tondó), también fallecido.

Un poco de historia
Como sólo recuerdo la época de mi niñez con relación a este trabajo, llamé a mi mamá Doña Elena para que tratara de refrescar un poco la memoria y me hablara un poco del tiempo de La Leche, antes de mi época infantil, o cuando era ella niña.
Me dijo que la repartición de le leche, se hacía por muchos años en el sector La Colonia, lugar que lleva su nombre porque allí estaban las oficinas agrarias como Registro de tierras, Agricultura, etcétera y una escuela que ella asistía.
Precisamente la Secretaría de Agricultura estaba a cargo del programa de leche gratis para el pueblo de Hondo Valle y sus alrededores. Esta leche no era directamente de las vacas, sino que era leche en polvo, de buena calidad, la cual era preparada con agua y fuego en vasijas gigantes antes de ser repartida.
Me cuenta la doña que Agricultura tenía un registro para los beneficiarios, y una tarjeta de control para evitar que personas “más sabias de la cuenta”, se llevara más de la ración de la leche que le tocaba.
Ella recuerda que dos señoras repartían allí la leche y que la marca del preciado líquido alimenticio era “Clín” o “Clean”.

A la lechería acudía gente de toda la periferia de Hondo Valle, y con mucha razón porque el programa era para todos. (HovaImagen)

Ahora me toca a mí
Yo por mi parte, recuerdo bien que en ese tiempo eran comunes entonces los términos: La Lechería, la leche, bidones, Doña Bona, la guagua de la leche, el rubio, los hijos de Bona, etcétera.
La Lechería era la caseta o casita de expendio donde se repartía la leche de vaca, situada al lado de la parte izquierda del Bar de Niño, cerca de la casa de Jobino. Allí las personas se reunían (mayormente amas de casas con hijos) alrededor de las nueve de la mañana y a las diez comenzaba la repartición, a menos que pasara algún percance con la guagua de la leche.
La guagua de la leche era siempre una camioneta Datsun, Toyota o Nissan, que transportaba la leche en bidones metálicos especiales para que el preciado líquido no se dañara.
Esta guagua, conducida la mayoría de veces por un señor apodado El Rubio, venía desde el paraje Pajonal de Las Matas de Farfán, de la finca de la señora Bona, su tía. Esta señora proveía la leche que era repartida en Hondo Valle, mediante un convenio con el gobierno del doctor Joaquín Balaguer.
Todos conocían la camioneta como 'la guagua de la leche'. Y se referían a ella como “ahí viene la guagua de la leche”… o simplemente: “me voy en la leche hasta El Cercado o Las Matas de Farfán”, porque la misma servía como transporte de pasajeros cuando terminaba su labor de entrega en Hondo Valle.
En los comienzos de la década de los años 70’s, Yo recuerdo que no había problemas con la entrega a los beneficiarios de la leche. Las personas hacían sus filas lo más normal y algunas amas de casas que estaban muy ocupadas con los quehaceres del hogar, enviaban a sus hijos o hijas a buscar dicha ración líquida.
El asunto se empezó a salir de control cuando fue aumentando el número de personas a buscar la leche. Esto pasó por dos razones: primero la economía del país iba lentamente en deterioro y nuestro pueblo no podía ser la excepción; y segundo, se incrementaba el número de residentes en el pueblo, procedentes de la zona rural, de otros pueblos y las personas que se casaban o formaban nuevos hogares.
Imagínese usted, la misma cantidad de bidones de leche, para una población en crecimiento. Lógicamente así empezaron los problemas. Pero, ¿Cuáles problemas?
La leche no alcanzaba para todos, las filas eran más grandes, había personas que querían sacar ventajas e intentaban robarse los puestos de adelante, aún llegando tarde.
Esto traía como consecuencia los pleitos constantes entre mujeres, principalmente, quienes peleaban a jarrazos limpios, trompadas, aruñones, mordidas. Las consecuencias iban a veces tan lejos, como personas bañadas en sangre y otras a la cárcel.
Cuando esto sucedía, la Guardia tenía que intervenir, a culatazos limpios, y entonces se formaba un penoso espectáculo matizado de miseria, enemistades, malas palabras, personas heridas.
Con todo y eso, muchos residentes, principalmente hombres, se paraban en la esquina de la Calle Duarte a presenciar la repartición no solo de la leche sino también de golpes y empujones. Un feo espectáculo por parte de quienes participaban en las trifulcas, y una mala acción de espectadores inescrupulosos que se divertían con el dolor ajeno.
Entonces, ahora yo veo las cosas de otro color, diferente al de la niñez de aquel entonces. Y me imagino que no habría de ser nada fácil para Doña Grasa, la encargada de aquella difícil repartición, debido a que no estaba en sus posibilidades complacer a todos, y más difícil todavía, enfrentarse diariamente a una actividad nada agradable, por la forma desordenada en que se tornó aquella obra de beneficencia pública.
Opine aquí: hondovallesur@hotmail.com

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