Lucenilda fue la ganadora
Siento un ‘gusanito’ que me sube y me baja por el estómago. Vuelvo a sudar frío y escucho anunciando mi nombre como si fuera una sentencia, como si dijeran: “ahí está el ladrón, ¡¡agárrenlo!!; pero nada, allí estaba yo para un fin que en ese justo momento quise nunca haber querido (¡qué paradoja!).
Era el Festival de la voz de Hondo Valle, anunciado con bombos y platillos en todos los parajes y secciones de nuestro municipio. Se había convertido en el tema obligado de todas las veladas y reuniones. En cada esquina no se hablaba de otra cosa.
Transcurría, si mal no recuerdo, el año 1988 y estaba yo en la adolescencia, esa cuasi-inocente etapa de la vida cuando uno cree que el mundo es suyo y que tiene hasta ‘a Dios agarrado por el rabo’ (qué vaina!).
Con una voz insípida, en pleno cambio (bueno, de algo ‘aguda’ estaba pasando a grave) asistía a los ensayos que también servían de eliminatoria para los aspirantes a los primeros lugares del Festival OTI local (cuánta presunción!). Señores, daba gusto pasar cerca de ahí. ¡Santísimo! Cuántos gallos. Se podía armar una traba; pero también se podían obtener algunas sorpresas de gente ‘calladitas’ que tenían un potencial digno de figuras de primer orden en materia de canto.
Algunos diamantes sin pulir, unos cuantos presuntuosos que creían que ‘se la estaban comiendo’, gente en término medio, allí había de todo. Y entre ellos, en ese mar de ilusiones estaba navegando Yo, Garibaldy, el hijo de Mimo y Daysi.
Los premios para los ‘ganadores’ del evento programado eran muy variados, vistosos, típicos y si se pudiera decir insignificante en el sentido material.
Los organizadores los consiguieron con los comerciantes locales y el patrocinio de algunas personas de buena voluntad del pueblo; pero la puja no era tanto por estos premios, sino por la parte afectiva y emocional que tenía para los participantes que orgullosos representaban sus barrios, parajes, sectores, calles. Para darles algunos ejemplos, mencionaré a algunos que llegan a mi memoria:
Por un lado estaban Toñén (Antonio) y su hermana Lucenilda Montero, representando a la calle Constitución; Ernesto Estrella (Checho) enarbolando la bandera de La Colonia; Vinicio, Petán y Morillito en nombre de la popular Guachupita.
Por 'la Sánchez', sacando la cara estaban Delkin y Nano, mientras que 'La Duarte' tenía sus prospectos: Lodys Karina y Garibaldy. El área de El Recinto tenía a Moisés (Gacho) y las zonas lejanas del centro del pueblo tenían también participación. Martín y Rubén Darío (Papoy) respondían por Rancho de la Guardia. Perdonen los que no menciono y que sin querer se han escapado de mi memoria al momento de redactar este artículo.
(No te pierdas el final...)
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