Por: Garybaldi D' Óleo (hondovayork)
A menudo hemos escuchado la expresión “Caramba, parece que en tal sitio enterraron el ombligo de fulano, el malvao no quiere salir de allí”.
Dicha connotación es aplicada a las personas a pesar del tiempo y la distancia, ya sea de forma física o imaginaria no se apartan del lugar que los vio nacer.
Siempre encuentran un motivo o razón para recordar sus orígenes, para reafirmarlos y también por que no, para defenderlos.
Recuerdo que llegué a los 17 años a la ciudad Capital. Motivos de fuerza mayor me empujaron a escoger una carrera universitaria ‘al vapor’ y sin muchos peros ni opciones tuve que instalarme en esta gran urbe. Aunque mi destino era ya conocido y compartido (donde mis abuelos paternos, mi segunda casa) no fue para nada fácil asimilar inmediatamente los drásticos cambios que suponía mi mudanza.
Créanme señores que los primeros días de este periplo fueron cruciales en mi vida. Adaptarme a este ambiente citadino sin más ni más, supuso dejar atrás viejas costumbres y hábitos, dejar atrás amistades de toda la vida, mis padres y hermanos, mi ambiente en general. Llegaron noches en las cuales hasta el llanto tomó las puertas de mi corazón.
Quise tener alas y volar de regreso a mi tierra, quise tener una varita mágica y transformarlo todo, quise que la universidad y las nuevas responsabilidades tuvieran una extensión en mi tierra; pero sencillamente las cosas no son como uno siempre quiera que sean y tuve que enfrentar mi realidad.
Como Yo, mucha gente deja cosas atrás para buscar nuevas oportunidades, para asumir retos y trazarse metas que lamentablemente no se pueden tener ni ofrecer entre nuestras montañas.
Dentro de este y otros grupos podemos encontrar gente que frecuentemente viaja a su pueblo para ver su gente, para complacer su sentido de compromiso adquirido, para consolar o apoyar algún familiar, amigo o conocido, para fiestar, para reír, para llorar. También existen algunos que les importa un pepino o un guineo tomar o no el camino que conduce a su tierra natal, llegando al punto de muchas veces negarla o denostarla.
Atendiendo a los anteriores planteamientos, hemos elaborado algunas ‘categorías’ donde encasillamos a la gente, dependiendo de su perfil o condiciones.
*Fotografía de abajo... Hova Imagen.