POR: JULIO CÉSAR LIRANZO
Buscando resaltar mi “humildad”, insistí en acompañar a mi tía Agapita, (ella me advertía que no era prudente) a un viaje a la loma, no recuerdo el nombre de cuál de estas (Los Naranjos, La Víbora,…..), a recolectar café, durante una de mis visitas a nuestro añorado pueblo de Hondo Valle.
El día anterior había sido uno de esos clásicos días de vacaciones, comidas por montón, bailes, canes y uno que otro traguito, por lo cual, esa noche…porque cuando me requerían esa mañana tempranito para partir hacia la loma, yo sentía que todavía era de noche, me sentía con sueño y agotado, pero aun así, me puse al pie del cañón y dispuesto a partir, total, si mi tía Agapita podía hacerlo, ese viaje tenía que ser “un cachú” para mí.
Para la tarea del día nos hicimos acompañar de un burrito, cerones, algo de comer y otros aperos propios de la faena de recolección de café. Jamás pensé que esa hermosa montaña sería tan difícil de subir…uh!!...Una cosa es verla de lejos y otra es 'meterle mano'…Así que subimos por aquí, doblamos por allá, resbalamos por acá….hasta que por fin….llegamos a un lugar con unos cafetales ubicados en forma de ladera, con la pendiente hacia abajo, lleno de grandes árboles y con hojas resbaladizas en el piso, costaba sostenerse en pie, mucho más obtener la cosecha.
Las primeras semillas las recogimos directamente desde las plantas de café, fueron fáciles y divertidas, pero al pasar las horas, todo fue más difícil, calor, mosquitos, el peso de lo recolectado y una hambre que no pudimos saciar completamente con lo que llevamos, por supuesto no me quejé nunca, pero unos pequeños mosquitos negros me dejaban moretones en todo el cuerpo y sentí en carne propia lo fuerte del trabajo del campo y me sorprendía el hecho de que mi tía lo hacía sin cesar, con tanto temple y determinación …..definitivamente se podían notar dos cosas…..una que me faltaba entrenamiento y la otra que debemos respetar el trabajo del campo….que fuerte es….y como todo en la vida, una gran parte de esta responsabilidad recae en la mujer…………………
Al final del día…..!¡Por fin a casa!...empezamos a bajar la esculpida montaña…yo estaba cansado a más no poder….les recuerdo lo de los mosquitos y mi estómago me reclamaba más atenciones. El Burrito venía cargado de café, también de leñas y uno que otros víveres. A eso de las cuatro o las cinco de la tarde, me sorprende que tomamos un desvío del sendero de regreso…y cuando pregunto la razón…es que vamos en dirección a un molino a “despulpar” el café…trabajo que por supuesto tenemos que realizar manualmente mi tía y yo….!el mundo se me venía encima!
Cayendo la noche….Yo… ya….en el forro, mi tía como si nada, retornamos a casa…tuve que bañarme y acostarme en seguida…ella me prestaba todas las atenciones posibles y me invitaba a disfrutar la noche con mis familiares y amigos, pero no pudo ser….y hasta tarde del próximo día no pude levantarme……ese viaje fue demasiado para mí……una experiencia que no he vuelto a repetir….
*Foto: Hova Imagen.
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