Un verdadero orgullo de la sociedad
El discapacitado no es un ser inútil, aunque muchos viven aquí estigmatizados por la propia sociedad, que los cree incapaces de asumir tareas que corresponden a otros normales, que no siempre lo hacen bien.
Nacido en un hogar humilde y, además de un pueblo pobre, la vida de Alsis Raynely Jiménez del Rosario parecía condenada a la desdicha, pues a ese marco de carencias se le añadía otro irreparable: el de su ceguera total a los tres años.
Con todas esas barreras por delante, supo abrirse camino para estudiar y llegar a la universidad en la capital. Este viernes coronó sus sueños de convertirse en abogado, y de qué manera: con los más altos promedios de la carrera de Derecho de la UNPHU, dándole a la sociedad dominicana un admirable ejemplo de lucha por la superación profesional.
Sin tener a su favor todos los recursos que están al alcance de los demás seres normales para adquirir una buena formación, Alsis puso todo su empeño en aprender las materias de la carrera y resultó ser el más sobresaliente en notas, lo que prueba una vez más la capacidad del ser humano, no importa las condiciones, para superar sus más críticas deficiencias o adversidades.
El discapacitado no es un ser inútil, aunque muchos viven aquí estigmatizados por la propia sociedad, que los cree incapaces de asumir tareas que corresponden a otros normales, que no siempre lo hacen bien.
Tenemos muchos ejemplos, a lo largo de la vida, en que personas discapacitadas resultan ser más talentosas, trabajadoras, creativas y nobles, que la gran camada de sinvergu¨enzas, oportunistas, vividores y vagos que logran enquistarse en actividades importantes de la sociedad, sin aportarles nada positivo.
Alsis no se rindió ante su propia incapacidad visual, sino que se impuso metas. Y ahora ha alcanzado una de ellas, con los máximos honores, para orgullo de un pueblo que todavía está falto de que el Gobierno destine más recursos a la educación del ciudadano, que es, al final de cuentas, el más caro y rentable activo humano que tiene una nación con deseos de progreso.
Nacido en un hogar humilde y, además de un pueblo pobre, la vida de Alsis Raynely Jiménez del Rosario parecía condenada a la desdicha, pues a ese marco de carencias se le añadía otro irreparable: el de su ceguera total a los tres años.
Con todas esas barreras por delante, supo abrirse camino para estudiar y llegar a la universidad en la capital. Este viernes coronó sus sueños de convertirse en abogado, y de qué manera: con los más altos promedios de la carrera de Derecho de la UNPHU, dándole a la sociedad dominicana un admirable ejemplo de lucha por la superación profesional.
Sin tener a su favor todos los recursos que están al alcance de los demás seres normales para adquirir una buena formación, Alsis puso todo su empeño en aprender las materias de la carrera y resultó ser el más sobresaliente en notas, lo que prueba una vez más la capacidad del ser humano, no importa las condiciones, para superar sus más críticas deficiencias o adversidades.
El discapacitado no es un ser inútil, aunque muchos viven aquí estigmatizados por la propia sociedad, que los cree incapaces de asumir tareas que corresponden a otros normales, que no siempre lo hacen bien.
Tenemos muchos ejemplos, a lo largo de la vida, en que personas discapacitadas resultan ser más talentosas, trabajadoras, creativas y nobles, que la gran camada de sinvergu¨enzas, oportunistas, vividores y vagos que logran enquistarse en actividades importantes de la sociedad, sin aportarles nada positivo.
Alsis no se rindió ante su propia incapacidad visual, sino que se impuso metas. Y ahora ha alcanzado una de ellas, con los máximos honores, para orgullo de un pueblo que todavía está falto de que el Gobierno destine más recursos a la educación del ciudadano, que es, al final de cuentas, el más caro y rentable activo humano que tiene una nación con deseos de progreso.
EDITORIAL DEL LISTÍN DIARIO
20 Noviembre 2010, 11:25 PM
*La foto pertenece al LISTIN DIARIO
LEER LA HISTORIA DE ALSIS, NATIVO DE ELIAS PIÑA.
