POR: FELICIANO LIRANZO
Sigo con la lista de cosas entrañables para mí en el Hondo Valle de mi ayer. Estas cosas no se repiten porque como dice el refrán “el tiempo que se va no vuelve”. Sin embargo, volvemos a vivir cuando rememoramos situaciones agradables.
Sigo con la lista de cosas entrañables para mí en el Hondo Valle de mi ayer. Estas cosas no se repiten porque como dice el refrán “el tiempo que se va no vuelve”. Sin embargo, volvemos a vivir cuando rememoramos situaciones agradables.
4.- Un ‘morir soñando’ con avena, acompañado de unos plátanos fritos en la casa de Teresa Ramírez (Teté), la esposa del profesor Mariano y la madre de Olivita, Wellington, la Morena, Teresita y Osvaldito. Esto no lo cambio por nada.
5.- Las arboledas que hacían una vez al año, con la participación de la Banda de Música Municipal, y recorrían todas las calles del pueblo a las cinco de la mañana. Eso es inolvidable y le engrifaba los pelos a cualquiera.
6.- Los limones dulces del inmenso patio de la casa de Don Francisquito Montero y su esposa doña Hortensia, en la calle María Trinidad Sánchez.
Cuando íbamos con Leonel, hijo menor de la pareja y contemporáneo nuestro, podíamos comer limones dulces sin límite de cantidad. Y podíamos elegir entre tantas matas que pintaban el entorno de amarillo.
7.- Un Té hecho con hojas de Naranja agria, Hinojo, Yerbabuena, Limoncillo, Ajito con pelo, endulzado con azúcar crema y hecho por mi tía doña Agapita, en su casa de El Cruce. Le agregan un pan hondovallero y el resultado es ‘mi desayuno favorito’.
Y Tú... ¿Qué extrañas? hondovallesur@hotmail.com