POR: JULIO CÉSAR LIRANZO
Después de leer el excelente relato de Gerson Matos "A esa Hora" sobre su experiencia hasta cierto punto sobrenatural, procedo a contarles ésta, con ciertas similitudes.
Había llegado a Hondo Valle a realizar diligencias relacionadas con la rectificación de un apellido incorrecto en mis documentos, lo cual representaba un obstáculo en mis propósitos de graduación de una carrera universitaria.
Pero, los pasos burocráticos son comunes en este tipo de diligencias y generalmente se hace necesario algún procedimiento que requiere que usted "vuelva mañana", sin importar la prisa o lo alejado desde donde haya viajado.
Así son nuestros pueblos y estas fueron las razones que me llevaron, todavía mochila en hombro, a la casa de mi Tío Adelo.
Desde lejos se podía advertir su presencia sólo porque la puerta estaba abierta, las paredes no tenían cortinas, más bien delataban, por su aspecto, la soltería de mi tío, quien no advirtió mi presencia en principios, mientras me llamaba la atención un rincón muy especial, reservado, en donde se guardada con celo un recipiente muy limpio, del tamaño aproximado a un galón de agua, transparente y con apariencia de estar vacío...
Y tal cómo le sucedió a Gerson, sentí en mis adentros que esa era una escena que sólo los puros podían advertir y actuar en efecto...me acerqué al recipiente, lo toqué temeroso y noté que no estaba vacío, me serví de este y fui capaz de sentir en carne viva sus sobrenaturales efectos: ardor en la garganta, caliente en el cuerpo y un impacto en el vientre.....
En eso llega mi tío y me dice: “¡Mi sobrino......Usted es de los buenos!..... ¡Ha pasado la prueba....Ese Clerén es del bueno y es para hombres de verdad!
Y así, en lo más profundo del sur....fui declarado puro......no del corazón....sino del hígado.
lunes, 14 de septiembre de 2009
ANÉCDOTA DEL SUR PROFUNDO
¡Un Hombre Puro!
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