Miramos alrededor y vemos las comodidades de hoy día... pero, la verdad es que no siempre fua así. Alguien, dio el primer paso para que en el presente la vida sea más horgada.
Los jóvenes que componen la nueva generación y la generación anterior, deben valorar los esfuerzos que hicieron muchas personas en el pasado, para que Hondo Valle se encaminara a una vida mejor.
Y me refiero específicamente al servicio de energía eléctrica, ese mismo del que nos quejamos constantemente cuando falla. No hay dudas que nos irritamos cuando falla la luz eléctrica, sin imaginar siquiera, como era la situación antes de tener este servicio en Hondo Valle.
La luz eléctrica en este pueblo tiene su historia, y no es precisamente una historia muy deseable, dadas las incomodidades a que la gente se enfrentaba por la carencia del importante servicio. Y sin embargo, la gente de aquel tiempo era feliz.
En esta entrega trataremos de refrescar parte de esa historia eléctrica, para que los jóvenes del Hondo Valle de hoy, aprecien lo que tenemos ahora, aun con todas las fallas que puedan existir.
Los adultos me pueden ayudar a explicar como era el servicio de electricidad antes de año 1975. Es decir, lo que yo no alcance a relatar aquí, por razones de espacio o de olvido, los mayores podrían abundar sobre el tema, para empapar al respecto a los muchachos y muchachas de hoy.
Puedo hablar de mis experiencias vividas entre el 1966 al 1975, entorno a la electricidad, haciendo uso, claro está, de lo que mi memoria logre recordar. Antes del 1966, dejemos que sean otras personas que nos hablen del tema.
Puedo recordar que en el pueblo de Hondo Valle, había servicio de energía eléctrica de seis de la tarde a 10 y media de la noche, proveniente de una planta eléctrica “Caterpillar”, de reducida capacidad. Me imagino alcanzaba para unas 100 o 200 casas nada más.
Y exactamente a las diez de la noche, se daban los primeros avisos para dar a conocer que la Planta iba a salir de servicio en media hora. Estos avisos consistían en apagones y ‘prendiones’ sucesivos. Los primeros avisos a las diez de la noche y los segundos a las diez y quince. A las diez y media, adiós a la luz hasta el otro día a las seis de la tarde. ¿Qué te parece?
Estos avisos hacían recordar a la gente que se tenía que preparar antes de que La Planta saliera de servicio. Las amas de casas arreglaban las camas, si tenían que planchar alguna ropa, y era como un toque de queda para los muchachos, que detrás de los avisos se acostaban a dormir.
Era como si después que la planta apagara sus luces, la noche se terminara, y era una costumbre hasta en muchos adultos. Aunque uno se privaba de muchas cosas, dormía uno más tiempo y por ende, descansaba más.
Después de las diez y media de la noche, entonces las personas en sus casas prendían sus lámparas, para seguir haciendo las cosas que no pudieron hacer durante el periódo de luz eléctrica.
Los domingos, la luz duraba un poco más. Creo que hasta las once o las doce, si mal no recuerdo. Era una un tiempo extra de energía para que los jóvenes y no tan jóvenes gozaran de los conciertos acostumbrados, que ofrecía la banda de Música Municipal.
Era hermoso ver cómo los niños corrían y se divertían sanamente durante el concierto. Los jóvenes por su parte, cortejando las muchachas y paseando alrededor del parque municipal, mientras conversaban. Los adultos, después del concierto se iban al bar a bailar un poco y a tomarse unos tragos.
Las parejas enamoradas paseaban agarraditos de manos, o se sentaban en los bancos a conversar o darse unos besitos. Pero eso sí... a las diez ‘se rompió la tasa y cada cual pa’ su casa. Esto aunque la luz durara un poco más en domingo.
La luz eléctrica en este pueblo tiene su historia, y no es precisamente una historia muy deseable, dadas las incomodidades a que la gente se enfrentaba por la carencia del importante servicio. Y sin embargo, la gente de aquel tiempo era feliz.
En esta entrega trataremos de refrescar parte de esa historia eléctrica, para que los jóvenes del Hondo Valle de hoy, aprecien lo que tenemos ahora, aun con todas las fallas que puedan existir.
Los adultos me pueden ayudar a explicar como era el servicio de electricidad antes de año 1975. Es decir, lo que yo no alcance a relatar aquí, por razones de espacio o de olvido, los mayores podrían abundar sobre el tema, para empapar al respecto a los muchachos y muchachas de hoy.
Puedo hablar de mis experiencias vividas entre el 1966 al 1975, entorno a la electricidad, haciendo uso, claro está, de lo que mi memoria logre recordar. Antes del 1966, dejemos que sean otras personas que nos hablen del tema.
Puedo recordar que en el pueblo de Hondo Valle, había servicio de energía eléctrica de seis de la tarde a 10 y media de la noche, proveniente de una planta eléctrica “Caterpillar”, de reducida capacidad. Me imagino alcanzaba para unas 100 o 200 casas nada más.
Y exactamente a las diez de la noche, se daban los primeros avisos para dar a conocer que la Planta iba a salir de servicio en media hora. Estos avisos consistían en apagones y ‘prendiones’ sucesivos. Los primeros avisos a las diez de la noche y los segundos a las diez y quince. A las diez y media, adiós a la luz hasta el otro día a las seis de la tarde. ¿Qué te parece?
Estos avisos hacían recordar a la gente que se tenía que preparar antes de que La Planta saliera de servicio. Las amas de casas arreglaban las camas, si tenían que planchar alguna ropa, y era como un toque de queda para los muchachos, que detrás de los avisos se acostaban a dormir.
Era como si después que la planta apagara sus luces, la noche se terminara, y era una costumbre hasta en muchos adultos. Aunque uno se privaba de muchas cosas, dormía uno más tiempo y por ende, descansaba más.
Después de las diez y media de la noche, entonces las personas en sus casas prendían sus lámparas, para seguir haciendo las cosas que no pudieron hacer durante el periódo de luz eléctrica.
Los domingos, la luz duraba un poco más. Creo que hasta las once o las doce, si mal no recuerdo. Era una un tiempo extra de energía para que los jóvenes y no tan jóvenes gozaran de los conciertos acostumbrados, que ofrecía la banda de Música Municipal.
Era hermoso ver cómo los niños corrían y se divertían sanamente durante el concierto. Los jóvenes por su parte, cortejando las muchachas y paseando alrededor del parque municipal, mientras conversaban. Los adultos, después del concierto se iban al bar a bailar un poco y a tomarse unos tragos.
Las parejas enamoradas paseaban agarraditos de manos, o se sentaban en los bancos a conversar o darse unos besitos. Pero eso sí... a las diez ‘se rompió la tasa y cada cual pa’ su casa. Esto aunque la luz durara un poco más en domingo.
Agua fría
Se podía beber agua fría, un refresco o un morir soñando durante el día si no había luz eléctrica. Absolutamente sí. Pues para esos estaban las neveras de gas. Claro no abundaban estos artefactos, solo había nevera de gas en los colmados como en el doña Olga, el colmado de Niño, el colmado del señor Ángel María de De Oleo (Tondó) y en La Colonia, en el colmado de Ercido. Quizás habían en otras partes, pero eran muy reducidas, ya que eran neveras caras, y consumían mucho gas del llamado kerosén. Lo que sí que eran suficientes para llenar las demandas del poblado.
Los bares funcionaban con su propia energía eléctrica, provenientes de pequeñas plantas. Los dos principales el de Niño, llamado por todos los habitantes como ‘el Bar de Abajo’, y el de Chichito, frente al Mercado Municipal, llamado ‘el Bar de Arriba’.
El cuartel del Ejército Nacional tenía también energía propia, y creo que daban luz a las casas de los guardias, un caserío que quedaba frente al cuartel donde hoy está el hospital y algunos de los nuevos edificios de apartamentos.
Para esa época eran frecuentes los tocadiscos, velloneras, focos o linternas, los discos de pasta, entre otras cosas. Las velas no se usaban para ese tiempo para alumbrarse, sino más bien para fines religiosos.
No se pierda la continuación de esta historia. En el próximo artículo: “Y se hizo la luz...”
Se podía beber agua fría, un refresco o un morir soñando durante el día si no había luz eléctrica. Absolutamente sí. Pues para esos estaban las neveras de gas. Claro no abundaban estos artefactos, solo había nevera de gas en los colmados como en el doña Olga, el colmado de Niño, el colmado del señor Ángel María de De Oleo (Tondó) y en La Colonia, en el colmado de Ercido. Quizás habían en otras partes, pero eran muy reducidas, ya que eran neveras caras, y consumían mucho gas del llamado kerosén. Lo que sí que eran suficientes para llenar las demandas del poblado.
Los bares funcionaban con su propia energía eléctrica, provenientes de pequeñas plantas. Los dos principales el de Niño, llamado por todos los habitantes como ‘el Bar de Abajo’, y el de Chichito, frente al Mercado Municipal, llamado ‘el Bar de Arriba’.
El cuartel del Ejército Nacional tenía también energía propia, y creo que daban luz a las casas de los guardias, un caserío que quedaba frente al cuartel donde hoy está el hospital y algunos de los nuevos edificios de apartamentos.
Para esa época eran frecuentes los tocadiscos, velloneras, focos o linternas, los discos de pasta, entre otras cosas. Las velas no se usaban para ese tiempo para alumbrarse, sino más bien para fines religiosos.
No se pierda la continuación de esta historia. En el próximo artículo: “Y se hizo la luz...”
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