El calor de una familia
Por Blas Liranzo Lorenzo
Me parece que fue ayer cuando una mañana casi al medio día de octubre del año 1971 llegué a Hondo Valle, viaje que estuvo retrasado ya que fui a estudiar allá, a hacer el séptimo curso y ya las clases tenían casi un mes que habían comenzado.
ESE VIAJE, por la ansiedad que tenía de hacerlo, fue para mí uno de los más largos que he hecho. Salí desde Elías Piña, mi pueblo natal, junto a mi tío Feliciano Liranzo (padre), que en gloria esté, y cuando llegamos a Las Matas de Farfán tomamos un Jeep cuyo chofer creo se llamaba Jaico, en el trayecto siempre iba hablando con mi tío ya que iba en el asiento de alante y después que pasamos por El Cercado, en cada uno de los pequeños poblados yo pensaba que habíamos llegado. Pasó en Sonador, Juan Santiago, Rancho de la Guardia y también en La Fuente.Cuando llegamos a Hondo Valle, yo estaba un poco nervioso quizás por el largo trayecto y recuerdo que nos recibieron en la casa con mucha alegría. Todavía recuerdo que en la acera del frente había un letrero que decía “Balaguer sí, Lora no”.
Lo primero que ordenó mi tío, fue que me llevaran a la casa curial para que viera a donde funcionaba el séptimo curso donde iba a estudiar, además para que saludara la profesora. Dionic Liranzo (Moreno), quien era un niño en ese entonces, me llevó y Yo medio asustado pude ver el aula, la profesora y a mis futuros compañeros.
No me imaginaba que me iba adaptar tanto y tan rápido a ese pueblo el cual lo quiero y quiero a su gente como si yo hubiese nacido allá.
Mi adaptación a Hondo Valle se la debo principalmente a mi familia, la acogida que me dieron fue algo fuera de serie y no se puede describir, creo que quien conoce a Doña Elena, a Mercedes, a Gladys Cabeza, Flor y los muchachos, saben el por qué digo esto.
Además, agradezco la acogida de muchos amigos que rápidamente pude hacer allá, y que aún todavía, llevamos una amistad de hermanos. Entre otros puedo mencionar a RamónOliva, Rafaelito (el hijo de Doña Eludina), Emigdio (Millón), Ángel María (Maró), Moreno Florinda, Américo (Meco), Antonio, Ángel Manuel, Biembo, Vitico, Claudio, Josefina (Fifa) entre muchos otros los cuales les pido me perdonen por no mencionar sus nombres, pero el afecto sigue igual.
Respecto a mis estudios, el primer curso que hice allá fue uno de aquellos que uno nunca olvida, cuya profesora también es una que la que siempre se recuerda. Ese curso fue inolvidable, donde todos los estudiantes eran buenos, recuerdo que la profesora Daysi tiempo después decía que había sido el mejor séptimo que había tenido; no sé si esto permaneció así.
La profesora Daysi, posa junto a Dionicio Liranzo (Moreno) en una visita reciente a Hondo Valle.
De ese Séptimo curso recuerdo a Vitico, Tomás, Luis Enrique, Alix, Ramón, Cristóbal, Derbis, Alcedo, Florentino, Félix Beriguete, Alejandro, Denis, Denia, Joaquín entre otros. Los más inquietos eran Vitico, Luis Enrique y Tomás; mientras que los más estudiosos eran Taveras (sobrino de Jaico), Nery Abréu, Amable y Víctor D' Óleo, el cual era el único que en ese tiempo podía leer un libro, tanto en español como en inglés.
Algo que añoro es, que fue el único curso donde la profesora nos ponía a orar todos los días antes de comenzar a clases y nos enseñaba todos los cantos patrióticos, sociales y de interés en general como son los himnos a los Padres de la Patria, al Árbol, a las Vacaciones a las Madres entre muchos otros. Mi respeto siempre y mucha salud para la profesora DAYSI Y su familia.
Al segundo año de vivir en Hondo Valle ya me sentía más hondovallense que cualquiera, ya que mis intereses se habían hecho más sólidos por factores sentimentales. Cinco años viví en ese pueblo y hoy en día me siento ser de allá aunque las circunstancias de la vida nos hayan alejado físicamente, pero sentimos el mismo amor por este hermoso terruño.
¡Salud para todos los hondovallenses donde quiera que se encuentren...!
(Fotografía: Hova Imagen)
