Por: Carlos M. Liranzo M.
Hace tantos años cuando apenas era un niño, el Juzgado de Paz solía estar al frente de mi casa de la Calle Duarte #2.
Puesto que el crimen en Hondo Valle era casi nulo, la actividad de Don Alcides Segura y Don Miguel Morillo eran esporádicas y se limitaban a uno o dos casos a la semana, habiendo así varios días que se iban en blanco.
Aquel panorama se grabó en mi vida de niño, dejando profundas huellas hasta el día de hoy.
No pasa un día que yo me siente con mi pasatiempo favorito que no recuerde a Don Miguel.
Don Miguel solía pasar tardes enteras 'entonando una canción al compaz de su guitarra', tocando el mismo tono vez tras vez. Siempre me hacía la pregunta ¿Por qué todas las canciones en la guitarra de Don Miguel suenan iguales?
A mi salida de Hondo Valle, no sé si Don Miguel mejoró o abandonó aquel pasatiempo que le daba tanto placer, lo que sí sé, es el deleite que le daba aquel instrumento musical.
Hoy al igual que mi primer instructor Don Miguel, entono 'canciones sobre canciones' y todas me suenan iguales.
Quizás esto tenga que ver con algo que me dijo mi madre cuando yo comencé con 'la fiebre de la guitarra',
"Mi hijo...si tú quieres aprender a tocar, ve a una escuela de música', Como nunca fuí, me paso mis tardes disfrutando a mi manera, tal y como lo hizo Don Miguel, de aquella fiel compañera: "La Guitarra".
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