POR: FELICIANO LIRANZO
Alguien dijo que los seres humanos nos encargamos de asegurar que la adultez o la vejez sea miserable. ¿Cómo se logra que la vida futura de un joven sea miserable? Muy fácil, empezamos a hacer y a deshacer como egoístas, como si la juventud durara eternamente.
Alguien dijo que los seres humanos nos encargamos de asegurar que la adultez o la vejez sea miserable. ¿Cómo se logra que la vida futura de un joven sea miserable? Muy fácil, empezamos a hacer y a deshacer como egoístas, como si la juventud durara eternamente.
Los jóvenes viven el presente, tras ignorar que la juventud es pasajera, como se asegura bíblicamente. “Es vanidad al igual que la flor de la vida”.
Si usted es adulto concordará conmigo en que hay cosas simples que hicimos en el pasado o que dejamos de hacer, que hoy hacen mella en nuestras mentes y nos torturan brutalmente cada vez que las recordamos. Muchas de esas cosas eran simples, mas sin embargo no eran adecuadas.
Tan simples como dejarle la mano tendida a una persona que te saluda. Echarle un ‘boche’ que es lo mismo, hablar rudamente a un semejante. Desobedecr a tus padres cuando uno sabe que ellos tienen razón. Ofender a un amigo o amiga y nunca excusarse. Y un largo etcétera.
El obrar inadecuadamente, sobre todo en la juventud, ha amargado la vida de artistas, deportistas profesionales, personas famosas, pobres, ricos; personas que terminan amargadas por un mal proceder, y no solamente porque derrocharon su dinero, en el caso de los pudientes, sino porque son atormentados por conductas malsanas en el pasado.
Es cierto que Dios nos da los sentidos para que lo usemos en nuestro diario vivir. Pero, ¿los estamos usando apropiadamente? Por ejemplo. Contamos con el sentido de la vista. Sin él no podremos distinguir los colores ni manejar ni observar las hermosas manifestaciones de la naturaleza colorida.
Pero, sucede que muchas veces miramos lo que no debemos. Fijamos la vista en cosas incorrectas a sabiendas de que no estamos actuando en conformidad con las leyes morales y las buenas costumbres.
No somos capaces de controlar el ojo para que no nos haga tropezar. Y entonces, lo que hacemos no nos importa en el momento, pero después cuando llega la adultez y reflexionamos en el pasado nos molesta la consciencia por no haber sido capaz de dominar nuestros pensamientos.
Y estoy señalando específicamente al ojo humano, porque es el órgano por donde entran las imágenes que pasan a nuestra mente o cerebro. Luego… si decidimos seguir mirando algo indebido, lo bajamos al corazón y ahí mismo comienzan los problemas. Porque ‘el corazón es traicionero’, como registran las Sagradas Escrituras en Jeremías 17: 9. De modo que si tenemos cosas malas en el corazón asimismo vamos a actuar en consecuencia.
Dicho de otra manera, si escuchamos lo que no debemos, si miramos lo que debemos, si tocamos lo que no debemos, nos estamos asegurando muchos dolores de cabeza en el futuro. Dolores de cabeza que tenemos que evitar ahora. ¿Cómo lo podemos lograr?
1.- Meditar en las consecuencias futuras de nuestros actos presentes.
2.- Lo que vamos a decir ¿Edifica o perjudica? ¿Ofendemos o encomiamos?
3.- Si no va a decir algo constructivo de otra persona, mejor no diga nada.
4.- No bajar al corazón las imágenes nocivas que ven los ojos.
5.- Hacer siempre el bien a los demás.
6.- Pensar antes de hablar.
7.- Ser ciego ante hechos perniciosos.
8.- Ser sordo ante contertulios que no edifican con sus conversaciones carentes de valor.
Al menos debemos intentarlo.
*Cortesía de haina17.blogspot.com
Si usted es adulto concordará conmigo en que hay cosas simples que hicimos en el pasado o que dejamos de hacer, que hoy hacen mella en nuestras mentes y nos torturan brutalmente cada vez que las recordamos. Muchas de esas cosas eran simples, mas sin embargo no eran adecuadas.
Tan simples como dejarle la mano tendida a una persona que te saluda. Echarle un ‘boche’ que es lo mismo, hablar rudamente a un semejante. Desobedecr a tus padres cuando uno sabe que ellos tienen razón. Ofender a un amigo o amiga y nunca excusarse. Y un largo etcétera.
El obrar inadecuadamente, sobre todo en la juventud, ha amargado la vida de artistas, deportistas profesionales, personas famosas, pobres, ricos; personas que terminan amargadas por un mal proceder, y no solamente porque derrocharon su dinero, en el caso de los pudientes, sino porque son atormentados por conductas malsanas en el pasado.
Es cierto que Dios nos da los sentidos para que lo usemos en nuestro diario vivir. Pero, ¿los estamos usando apropiadamente? Por ejemplo. Contamos con el sentido de la vista. Sin él no podremos distinguir los colores ni manejar ni observar las hermosas manifestaciones de la naturaleza colorida.
Pero, sucede que muchas veces miramos lo que no debemos. Fijamos la vista en cosas incorrectas a sabiendas de que no estamos actuando en conformidad con las leyes morales y las buenas costumbres.
No somos capaces de controlar el ojo para que no nos haga tropezar. Y entonces, lo que hacemos no nos importa en el momento, pero después cuando llega la adultez y reflexionamos en el pasado nos molesta la consciencia por no haber sido capaz de dominar nuestros pensamientos.
Y estoy señalando específicamente al ojo humano, porque es el órgano por donde entran las imágenes que pasan a nuestra mente o cerebro. Luego… si decidimos seguir mirando algo indebido, lo bajamos al corazón y ahí mismo comienzan los problemas. Porque ‘el corazón es traicionero’, como registran las Sagradas Escrituras en Jeremías 17: 9. De modo que si tenemos cosas malas en el corazón asimismo vamos a actuar en consecuencia.
Dicho de otra manera, si escuchamos lo que no debemos, si miramos lo que debemos, si tocamos lo que no debemos, nos estamos asegurando muchos dolores de cabeza en el futuro. Dolores de cabeza que tenemos que evitar ahora. ¿Cómo lo podemos lograr?
1.- Meditar en las consecuencias futuras de nuestros actos presentes.
2.- Lo que vamos a decir ¿Edifica o perjudica? ¿Ofendemos o encomiamos?
3.- Si no va a decir algo constructivo de otra persona, mejor no diga nada.
4.- No bajar al corazón las imágenes nocivas que ven los ojos.
5.- Hacer siempre el bien a los demás.
6.- Pensar antes de hablar.
7.- Ser ciego ante hechos perniciosos.
8.- Ser sordo ante contertulios que no edifican con sus conversaciones carentes de valor.
Al menos debemos intentarlo.
*Cortesía de haina17.blogspot.com
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