POR: JULIO CÉSAR LIRANZO
A mis doce años…mis días tenían muchas mejores partes, todas y cada una de ellas podían disfrutarse a la manera de un mozuelo de esa edad, así que no tendré reparos en citar….mi mejor parte del día…
☼ Era recibir temprano en la mañana el dinero para el recreo de la escuela.
☼ Era armar equipos en el recreo y jugar pelota hasta cuando el tiempo lo permitiera.
☼ Era oír sonar el timbre de salida de la escuela.
☼ Era ver el desenlace de aquella discusión entre estudiantes en la cual uno de ellos dijo...”No te apures….espera a que salgamos"...
☼ Era sentir, desde antes de llegar a casa, el olor de lo que cocinaron.
☼ Era saber que quedó salsa de habichuelas y de carne para echarle al concón.
☼ Era acostarme a leer el periódico después de comer.
☼ Era levantarme a las dos de la tarde para ir al play o la playa.
☼ Era nadar en Rocky Kó, una roca en la playa de Gringo y luego pasar a la laguna de Ñagá a sacarme la sal.
☼ Era bañarme en Playa Linda o el Charco Azul en Itabo, Haina.
☼ Era hacer una chichigua y volarla.
☼ Era irme con los muchachos a “marotear” por la Zona Industrial hasta llegar al arroyo Itabo.
☼ Era pescar en las orillas de la playa.
☼ Era llegar a la línea del ingenio a bajar caña desde un tren en marcha, luego del baño playero y ñagasero.
☼ Era pararme durante horas detrás de mi Papá a verlo jugar dominó, sólo para que pase sus manos por mi cabeza y me diga...."Lo importante no es el pelo si no la cabeza", en referencia a mi indomable cabellera.
Ahora …. que ya no puedo comer como antes…… que el espíritu aventurero de la juventud se ha ido…..que el trabajo no me permite hacer esas cosas…..que ya no tengo a mi padre…….aunque tengo otras cosa que antes no tenía… tengo menos mejores partes del día.
