martes, 26 de octubre de 2010

MEMORIAS DEL EMIGRANTE


"Negrito de la vida"
El lugar menos apropiado para que le claven a uno 'el puñal de la decepción' debería de ser un sitio llamado "El Sable", situado en El Cruce, Haina. Pero fue allí en donde sucedió el susodicho suceso.
Sergio Vargas se encontraba en un punto muy alto de su carrera artística y una institución hainera lo invitó a recibir una placa de reconocimiento por su duro trabajo. La actividad era gratis, razones sobradas para que el local estuviera repleto y no le cupiera ni la menor duda. Mientras tanto Osiris y Yo caminábamos inocentemente sin saber que nos esperaba una avalancha de fans y no solo de Sergio Vargas sino también de "Horizonte", popular grupo infantil formado por cinco niñas haineras, del cual fuimos funadores en los años noventas.
Fuimos interceptados por un grupo de colegialas que nos conocían como parte de la directiva de Horizonte. Osiris, pretendiendo no saber qué acontecía preguntó: ¿y qué es lo que está pasando, por qué hay tanto alboroto?
Una de las colegialas que estaba parada en la puerta del pasillo por no poder entrar, contestó: "Adentro dicen que está Sergio Vargas, como si él fuera gran cosa, esta gente están locas...". Las demás parecían estar de acuerdo con ese pensamiento, al decir: "Nosotros estamos mejor aquí hablando con ustedes, vinimos porque queríamos simplemente bailar".
Por supuesto que nos sentimos halagados, el solo hecho de pensar que cualquier persona eligiera hablar con nosotros en vez de ir a ver a Sergio Vargas nos hacía sentir artistas. La cosa tomó un giro diferente: a los cinco minutos de haber oído esas palabras. Sin nosotros esperárnoslo apareció Sergio Vargas...."¡El negrito de la vida que casi nos causó la muerte!"
¡Nunca se le ocurra a usted estar en medio de un artista y una fanaticada frenética! Pues precisamente allí era donde nos encontrábamos Osiris y Yo. Nos dieron empujones, aruñones, patadas, mordidas y al final una gran decepción. Cuando la avalancha pasó, quedamos humillados y adoloridos, entonces en ese momento Osiris me dice: "Compadre... ¡uno no sabe la reacción de alguien hasta que no se le llega el momento!”

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