miércoles, 21 de octubre de 2009

MEMORIAS DEL EMIGRANTE

El Follón de Hainasá


Esta nadie me la contó, ni tampoco yo se la iba a contar a nadie, pero a petición de mi amigo Mario Díaz, estos Momentos Difíciles tienen que salir. Romanticismo sin momentos difíciles es como una comida sin sal, en esta ocasión le pusieron mucha, pero mucha sal.



Siempre me gustó 'tirarle piedras a los frutos altos', para ver que caía.....y ¿por qué no? a Moreno le funcionaba muy bien, valía la pena tratar.
Esta muchacha no solo era una fruta alta, sino que también tenía cualidades negativas tales como la arrogancia, despotismo y me trataba como si yo quería alcanzar algo 'fuera de mi liga'. Pero, Yo como joven, me creía Supermán y nunca cedí ni siquiera una pulgada, volvía cada noche, hasta el punto que me di cuenta de que estaba ganando terreno y todo esto sin ella darse cuenta. Ya el trato era diferente se mostraba considerada, amigable y lo que es más, Ella esperaba el momento en que yo por lo general llegaba.

Un día el grupo se hizo más grande de lo acostumbrado, y en ese momento apareció Ella, radiante como siempre, y al ver a tantos muchachos le volvió la aptitud de desprecio de antes. Yo conociéndola bien me preparé en caso de que Ella decidiera hacerme pasar una vergüenza, porque, pensé que era mejor estar a la defensiva.
Las cosas tomaron un giro positivo cuando Rafael Cordero, nuestra arma secreta en asuntos de levantarse a una muchacha, comenzó a hablarle de mis 'buenas condiciones', y delante del grupo y para ventaja mía le preguntó que cuando me iba a dar un chancecito. Ella puso la cara de incertidumbre, se le había ofendido.... y exclamó; "¡Nunca!".... Entonces explotó en risas desenfrenada. En un esfuerzo por reírse con más fuerza....vino un PEO y retumbó ante todos. El sonido estruendoso hizo cundir el pánico en el grupo... Ella cambió de color y la risa, ahora de nervios, no la podía parar... reía, reía y reía. En medio de risas se retiró cabizbaja hasta su casa.

Al día siguiente uno de los muchachos me invitó al lugar donde ya por varios meses nos habíamos reunido todas las noches, pero con mucho dolor rechacé la propuesta. -¿Y qué de Fulana? me preguntó. -¿Y quién quiere estar con una muchacha que por el resto de su vida le van a llamar 'la tira peo'? Le contesté... Y me quedé sentado en casa... vencido por un inocente peo.
Carlos Liranzo. haina17@yahoo.com

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