lunes, 7 de junio de 2010

MEMORIAS DEL EMIGRANTE


El árbol de la discordia

Una organización religiosa, en que sus miembros se caracterizan por ser muy unidos y por llevar campañas evangelizadoras públicamente, solía hacer actividades en mi barriada del 17, en Haina, por allá por los años ochentas.
Una de esas campañas fue montada en la parte frontal de mi casa, y se desarrolló como manda la ley, prédicas, testimonios, cantos de alabanzas, invitaciones a formar parte del ejército del Señor… en fin todo salió como tenía que ser. Al finalizar, todos se empiezan a despedir, y Yo desde de mi casa, con mis 11 años a cuestas, observaba y sin mentir había disfrutado la presentación… Emocionado, no tuve reparos cuando uno de los organizadores me pidió que subiera a un alto y peligroso árbol a bajar una de las bocinas utilizadas en la actividad religiosa. A escondidas de mis padres, empecé a subir y cuando casi tocaba la bocina, el sonido de las ramas que se quebraban alertó a mi Mamá, que se quiso morir al descubrir que su hijo estaba en tan peligrosa situación. Inmediatamente mi mamá, un poco enojada y preocupada dio la voz de alarma para que mis hermanos mayores vinieran a rescatarme…. ¡Tremendo susto mi hermano!
Julio César Liranzo. hondovallesur@hotmail.com

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